El cambio climático, la violencia y la falta de oportunidades están provocando que cada vez más familias busquen asilo en los Estados Unidos, a pesar de la actual situación sanitaria.
Mito 1: La migración desde Centroamérica es un fenómeno reciente
La migración desde Centroamérica a Estados Unidos se remonta a la década los ochenta. Los conflictos en El Salvador, Guatemala y Nicaragua fueron el punto de partida de este fenómeno hace aproximadamente 40 años. Aunque los acuerdos de paz oficializaron el fin de estos conflictos, la delincuencia, la pobreza y una economía muy debilitada obligaron a las familias a huir de sus países.
Los hondureños empezaron a migrar en masa tras el huracán Mitch, que devastó el país en 1988. Los desastres naturales siguen siendo uno de los principales motivos a la hora de migrar, como hemos visto en 2021 tras los huracanes Eta e Iota.
El cambio climático, la violencia y la falta de oportunidades están provocando que cada vez más familias busquen asilo en los Estados Unidos, a pesar de la actual situación sanitaria.
Mito 2: Todas las personas que solicitan asilo en Estados Unidos son de México
La mayoría de las personas solicitantes de asilo proceden de Guatemala, Honduras, El Salvador, y también de México. Alrededor de dos tercios de los niños y niñas no acompañados que llegan a la frontera son de Centroamérica. Muchos de estos niños, niñas y familias migrantes se ven obligados a huir de sus países para escapar de las tasas de violencia más altas del mundo, así como de la pobreza extrema. La pandemia ha empeorado aún más la situación. En 2020, 45,4 millones de personas en Centroamérica vivían en situación de pobreza. Las familias huyen porque no pueden sobrevivir en su país.
Mito 3: Los padres de los niños y niñas migrantes no acompañados son negligentes
Hay niños y niñas de 6 años que cruzan la frontera solos. Pero no es porque sus padres no quieran acompañarles, sino porque están desesperados porque sus hijos sobrevivan.
Hasta hace poco, las familias que solicitaban asilo tenían que esperar en México hasta que se analizaran sus casos. Por el contrario, los niños y niñas que viajaban solos se podían quedar en el país. Esto obligó a miles de padres a tomar la difícil decisión de enviar a sus hijos a los Estados Unidos sin ellos, sabiendo que sus hijos sí recibirían protección.
Otros niños cruzan la frontera solos porque han sido separados de sus familiares, y también hay quienes viajan sin compañía con la esperanza de reunirse con sus familiares en Estados Unidos. Otros, huyen de sus hogares por la violencia doméstica, o porque sus escuelas están en el punto de mira de las bandas criminales y quieren finalizar sus estudios.
Mito 4: Los niños, niñas y familias deportadas pueden retomar su vida con normalidad
Para las personas migrantes, volver a sus países de origen es extremadamente complicado. A menudo llegan a casa sin esperanza, avergonzados y sin oportunidades. Las niñas y las mujeres están expuestas a la violencia, abusos y la trata de personas. Muchas veces, cuando las familias regresan, ya no tienen un hogar en el que vivir, especialmente ahora que los huracanes Eta e Iota han arrasado varias ciudades centroamericanas.
Mito 5: Si se recorta la financiación, habrá menos personas centroamericanas que emigren a Estados Unidos
La mejor manera de abordar las razones que obligan a las personas a migrar es asegurar que los niños, niñas y sus familias estén protegidos en sus países de origen. Para ello, se requiere una financiación humanitaria que sirva para apoyar a las comunidades de Centroamérica.