Este 24 de enero celebramos el cuarto Día Internacional de la Educación. El lema propuesto por Naciones Unidas, “Cambiar el rumbo, transformar la educación”, supone una llamada a la acción para atender las transformaciones más importantes en las que hay que trabajar para que ninguna niña ni ningún niño pierda este derecho fundamental.
Desde Plan International, somos conscientes del gran reto que tenemos por delante: nos encontramos ante una emergencia educativa sin precedentes, que ha agravado las desigualdades de género y ha puesto en riesgo los progresos alcanzados durante décadas en defensa de la infancia.
Nuestro compromiso por detener esta crisis es firme y trabajamos para garantizar la educación en contextos llenos de amenazas. A los conflictos armados, el impacto del cambio climático y las crisis económicas se ha sumado otra más, que dura ya casi dos años: la COVID-19. La pandemia ha venido para dificultar mucho más el acceso a una educación segura, inclusiva y de calidad.
La suma de todas las amenazas dibuja un escenario propicio para el abandono escolar, lo que, en consecuencia, supone un aumento del riesgo de que millones de niños, niñas y adolescentes sean víctimas de trabajo infantil, matrimonios forzados, embarazos adolescentes u otros tipos de explotación y abuso.
Además, en muchos casos, la escuela es la que provee la única comida nutritiva al día para muchos niños y niñas, y les proporciona seguridad, interacción social y atención sanitaria básica. Quienes se alejen de la educación, tendrán enormes dificultades para volver a estudiar y desarrollar su potencial.
Proyectos transformadores a nivel nacional
En España, los efectos de la pandemia también han hecho mella en nuestro sistema educativo, afectando especialmente a las jóvenes en situación más vulnerable. Por eso, nuestro proyecto Write her Future, en alianza con Lâncome, ha demostrado ser más necesario que nunca. Gracias al mismo, cientos de chicas están mejorando sus competencias sociolaborales y digitales, una formación que complementa la educación que reciben en sus centros educativos y que les garantiza mejores oportunidades de futuro.
Otro de nuestros proyectos, Women4IT, también busca transformar la realidad educativa. Nació con la finalidad de reducir la brecha digital de género y conseguir que haya más jóvenes formadas en el sector digital. Ahora, chicas que estaban fuera del mercado laboral, han desarrollado sus competencias digitales y han mejorado su empleabilidad.
Historias personales que ponen voz a la emergencia global
Douaa, 12 años, refugiada siria en Líbano: “Trabajo para ayudar a mi madre, a mi padre y a mi hermana enferma. Mis necesidades son la ropa y la educación. Si recibiéramos ayuda financiera, no necesitaría trabajar y podría seguir mi educación. En el futuro, me gustaría ser abogada”.
La crisis económica que asola Líbano pone en peligro la educación de los niños y las niñas que viven allí. El deterioro de las condiciones de vida pone en peligro el futuro de toda una generación, ya que buena parte de la población infantil se ve obligada a saltarse las comidas, a abandonar la escuela y a buscar trabajo para complementar los ingresos de su familia.
En Plan International, trabajamos para que adolescentes en situación vulnerable como Douaa puedan tener acceso a la escuela y salir del círculo de pobreza que provocan los conflictos armados y las crisis económicas de larga duración.
Benilda, 20 años, joven de Mozambique: “Cuando estaba en el décimo curso, mi abuela quería que me casara con un hombre de la comunidad porque tenía muchas vacas y se ofreció a darle algunas si me casaba con él, pues así mejoraría nuestra situación económica”.
En Mozambique, muchas niñas y jóvenes tienen que abandonar la escuela antes de tiempo por las dificultades económicas de sus familias. Estar fuera de la escuela hace que chicas como Benilda corran más riesgo de casarse antes de tiempo. También aumenta el riesgo de que queden embarazadas o de sufrir cualquier tipo de abuso y explotación.
Nuestros programas apoyan a niños y niñas para que completen una educación de calidad e inclusiva, y trabajamos para mejorar el acceso al aprendizaje, centrándonos en la promoción de la educación de las niñas y en la protección contra toda forma de violencia y abuso.
Rahima, joven de Bangladesh: “mis estudios iban bien hasta que nuestro gobierno cerró todos los centros educativos para evitar la transmisión de la COVID-19”.
El cierre de las escuelas, que duró hasta septiembre de 2021 en Bangladesh, ha supuesto que 37 millones de niñas, niños y adolescentes vean interrumpida su educación y, en consecuencia, peligren sus planes de futuro. Rahima ha visto como su sueño de seguir estudiando y ser periodista se desvanece y ahora vela porque a su hermana pequeña no le pase lo mismo.
A través de nuestros proyectos, apoyamos a niñas y adolescentes como Rahima para que los efectos de la pandemia no se traduzcan en un abandono de los estudios y en un futuro incierto.
Halima, de 15 años, Kenia: “Este año ha sido muy duro para las niñas, ya que la falta de agua y alimentos hace que algunas ofrezcan actividades sexuales a cambio de compresas, comida y agua potable”.
La sequía que afecta a parte de Kenia, declarada por el gobierno desastre nacional, está dejando en una situación de gran vulnerabilidad a la población infantil, especialmente a las niñas y adolescentes, que tienen probabilidades muy altas de tener que abandonar sus estudios.
Plan International está apoyando los programas de alimentación escolar para que niñas y niños puedan tener al menos una comida nutritiva en la escuela cada día y se les anime a permanecer en ella, donde están seguros y pueden continuar su educación.