Aunque la Mutilación Genital Femenina (MGF) está prohibida en Burkina Faso desde 1996, el 76 % de las mujeres de este país con edades comprendidas entre los 15 y los 49 años, la ha sufrido, según Naciones Unidas.
Awa, una burkinesa de 30 años, es una de las muchas víctimas que hay detrás de este macabro porcentaje. Madre de cuatro hijos, Awa enfermó a causa de la ablación sufrida tras dar a luz a su tercer hijo. Los años que vinieron después han estado marcados por el dolor y la desesperanza.
“He estado enferma seis años. Era difícil sentarse y caminar, no puedes trabajar. La MGF me ha hecho estar así. El médico me dijo que no me podía tratar aquí, donde vivo, solo en el hospital”, cuenta Awa. Al vivir en una zona remota, con servicios sanitarios limitados, esta mujer burkinesa no podía recibir el tratamiento que necesitaba en su comunidad.
“Mi hija no va a pasar por esto”
Al conocer su historia, Plan International intervino para financiar su tratamiento. “Hace tres meses que me operaron y ya no me siento enferma”, asegura Awa.
Con los ánimos renovados, Awa se ha convertido en una firme activista contra la MGF en su comunidad y está decidida a que su hija no pase por lo que ella pasó: “Cuando estuve enferma, sufrí mucho, por eso ahora sensibilizo a las niñas para que no sean víctimas de la ablación”.
Plan International está trabajando con la Agencia Austriaca de Desarrollo y con sus socios en la región burkinesa de Mouhoun para poner en marcha un proyecto comunitario de sensibilización sobre los peligros de la MGF y promover el acceso a los servicios de planificación familiar y salud sexual reproductiva.
La MGF se practica en al menos 96 países, supone una violación de los derechos humanos y pone en peligro la salud y el futuro de las niñas y las mujeres.