Niñas de Camboya atrapadas en matrimonios forzados

Lean se casó con solo 14 años y tuvo que abandonar la escuela, al igual que miles de niñas de Camboya.  

“Imagina por un momento: eres una joven brillante con sueños, quieres una buena educación y algún día iniciar un negocio… Siempre llegas temprano a la escuela, lista para estudiar y aprender mucho.  Esa misma determinación a triunfar te impulsa a trabajar por las noches en la granja de tus padres. Pero un día, tu familia ya no puede costearte la escuela. Todo te fuerza a casarte demasiado joven. Tus sueños y tu futuro ya no están claros”. 

Esto es lo que nos cuenta Lean, una joven de 20 años de la provincia de Ratanakiri, Camboya. Tuvo que abandonar la escuela en tercer grado. A los 14 años ya estaba casada. La historia de Lean es muy común en las zonas rurales de su país, donde el matrimonio forzado como respuesta a los problemas económicos en las familias sigue muy arraigado en la cultura. 

Un proyecto de desarrollo de habilidades apoyado por Plan International está ayudando a estas niñas a salir de la pobreza para que puedan tener una vida mejor. Tiene una duración de tres años y está demostrando que enseñar a las niñas es una de las mejores inversiones que una familia y un país pueden hacer. 

Lean se unió a un curso de maquillaje y cosmética. “Estaba tan feliz cuando supe que me habían aceptado. Ha cambiado mi vida. Estoy muy emocionada de regresar a mi comunidad y que otras niñas sepan cómo esta capacitación también puede cambiar sus vidas”. 

Lo que hace que el proyecto sea viable para niñas como Lean son las asignaciones diarias de alimentos y el apoyo económico que reciben. A las participantes se les ofrece alojamiento y 2,5 dólares de comida por día, lo que es suficiente para que las niñas no necesiten buscar trabajo después de clase. Lean también recibe fondos adicionales para que su esposo esté junto a ella. 

Una vez que terminó su capacitación, Lean regresó a su aldea y usó las habilidades que aprendió para abrir un salón de belleza en el que ganaba entre 7,50 y 12,50 dólares al día; aproximadamente tres o cuatro veces de lo que recibía trabajando en la agricultura. 

“Les digo a todos en mi pueblo, pero especialmente a las niñas: una vida mejor es posible a través de la educación”, dice Lean.