Sita tiene 23 años y desde que empezó a trabajar como profesora hace cuatro, ha venido observando la discriminación contra los niños y niñas de la casta Dalit. Más conocidos como los ‘intocables’, la infancia Dalit están en el último escalón del sistema social jerárquico de Nepal. A menudo, se enfrentan a represión, exclusión y violación de sus derechos.
En la escuela de Sita, en la provincia de Kamali, todos los días recibían quejas contra los niños y niñas Dalit. Decían que tocaban la comida de otros estudiantes – esto, según las creencias, significa que esos alimentos están contaminados.
La respuesta del colegio fue alejar a los niños y niñas Dalit de de sus compañeros, que no tocasen y que no jugasen con el resto. Sin embargo, Sira no quiso seguir perpetuando esta discriminación.
“Al vivir en una sociedad basada en castas es muy difícil que yo pudiese hacer algo contra estas prácticas”, explica Sita.
A pesar de la legislación de 1990 que protege a los Dalit, la discriminación contra esta comunidad sigue muy activa e integrada en la sociedad nepalí. Para los niños y niñas Dalit, las oportunidades de éxito en el colegio y la tasa de alfabetización son muy bajas. Además, el abandono escolar es muy alto, sobre todo en el caso de las niñas.
Aunque Sita sentía como natural la discriminación contra los Dalit, comenzó a ser partícipe de las discusiones y debates sobre esta injusticia y empezó a pensar que las medidas del colegio contra los Dalit no eran correctas.
Así que, en 2020, Sita fue a un curso sobre educación con enfoque de género organizada por Plan International como parte del Proyecto de Educación en Kamali. Allí, Sita aprendió nuevos métodos de aprendizaje que tienen en cuenta la situación de pobreza, género y discriminación.
“El entrenamiento me ha ayudado a entender más sobre la discriminación racial. He aprendido qué aspectos como la ‘intocabilidad’ están asentados en nuestra sociedad, por qué la discriminación continúa y qué podemos hacer con eso. Me he dado cuenta que el cambio lleva tiempo, sin embargo, es posible”.
En esta línea, Sita continúa: “Desde el entrenamiento, he aprendido que el rol de un profesor va más allá de completar el currículum, también se extiende a cambiar la sociedad. Me he dado cuenta que la escuela es el mejor espacio para terminar con los problemas de género y discriminación basada en la casta”.
Haciendo uso de lo aprendido, Sita ha hecho círculos de discusión con sus compañeros para acabar con la discriminación de castas. Como resultado, el colegio ha desarrollado un plan para mejorar el trato a estos niños y niñas.
“He empezado a practicar lo que he aprendido sobre discriminación en la formación mientras enseño. También he empezado a tratar el tema en clase y también en el pueblo”, dice Sita.
Su trabajo ha dado sus frutos: ya no hay más ‘intocabilidad’ en el colegio. Los niños y niñas Dalit pueden jugar con el resto. Sita atribuye este cambio a su participación en el taller de Plan International.
Según Sita, el 60% de los y las estudiantes en su escuela son de comunidades marginadas, así que está muy feliz de ver los cambios: “Espero que veamos terminar la discriminación contra los Dalit en todo Nepal”, concluye.