De abuelas a nietas: Cómo se ha vivido la menstruación a través de testimonios de distintas generaciones

Hoy en día, millones de adolescentes y jóvenes siguen enfrentándose a la menstruación como un desafío difícil de abordar. Un día cualquiera, 300 millones de mujeres y niñas tienen la regla, y, al mismo tiempo, una de cada cuatro de ellas carece de acceso a productos de salud e higiene menstrual y a instalaciones sanitarias adecuadas. Algunas se ven obligadas a utilizar materiales como periódicos, trapos, ceniza u hojas para gestionar su periodo, y muchas se ven excluidas de poder ir a la escuela y de llevar a cabo otras actividades diarias. 

Las generaciones anteriores vivieron la menstruación de manera muy distinta a las adolescentes de hoy. Aún necesitamos mejorar el acceso a productos de salud menstrual y combatir los estigmas que causan que muchas niñas falten a la escuela o sean excluidas de actividades diarias.  

A continuación, recogemos conversaciones entre abuelas, madres e hijas de todo el mundo que reflejan cómo se ha vivido la menstruación a lo largo del tiempo. 

Burkina Faso 

En Burkina Faso, Marie, de 76 años, cuenta cómo echaban a las niñas de la casa familiar y las obligaban a dormir sobre pieles de oveja hasta que dejaban de sangrar. La mejora de los aseos, duchas y lavabos hace que las niñas burkinesas tengan una experiencia muy diferente a la de las mujeres mayores como Marie. “La menstruación, en mi comunidad, no se considera una enfermedad”, dice Nassiratou, de 18 años, “sino más bien un signo de madurez física en una niña que se está convirtiendo en mujer”. 

Camboya 

En Camboya, Bui Non, de 57 años, cortaba telas de ropa en trozos para hacer compresas, que, una vez terminado su periodo, quemaba y enterraba. “En mi generación no teníamos compresas”, explica. “Así que cortaba en trozos la tela de ropa y los lavaba para reutilizarlos”. Su hija, Seila, agradece haber tenido más información y apoyo desde joven: “Mi abuela fue la primera persona con la que hablé de mi periodo. Me apoyó mucho y me ayudó a entender qué hacer”. 

Paraguay 

En Paraguay, Alma, de 16 años, y su abuela María, de 73 años, conversan sobre sus experiencias. “Tuve mi primera regla a los 16, y a los 18 ya estaba casada”, cuenta María. “Nos daba miedo porque nuestra madre no nos hablaba de ese tema, ni nos enseñaba nada”. Alma fue criada por su tía Ester, que ahora habla abiertamente del tema tanto con sus sobrinas como con sus hijos e hijas, para que estén siempre informadas.  

El Salvador 

En El Salvador, Hazel, de 18 años, su madre Ana, de 47, y su abuela Paz, de 80, comparten sus experiencias. Ana comenta: “Las madres no hablaban de ello, porque ellas mismas no recibían ninguna información. A veces escuchas lo poco que oíste en el colegio y eso es todo”. Hazel participa en un proyecto de Plan International llamado “El poder de las mariposas rojas”, cuyo objetivo es acabar con los tabúes en torno a la menstruación. Como resultado, incluso ha hablado del tema con su abuelo. 

El trabajo de Plan International 

En Plan International trabajamos desde hace décadas en todo el mundo para fomentar la educación y la sensibilización sobre la salud menstrual. También trabaja con las autoridades para incluir la salud menstrual en los planes de estudio escolares, para que el alumnado sepa que la menstruación es una parte normal de la vida. Solo a través de estos esfuerzos continuos se podrá mejorar la calidad de vida de millones de niñas y mujeres en todo el mundo.