Hermosos paisajes con cielos nubosos y varias horas de caminos curvos y angostos nos conducen a una de las muchas comunidades en la provincia de Loja al sur del Ecuador. En este lejano lugar, alrededor de 25 mujeres forman parte y gestionan una caja de ahorro comunitaria. No hay internet ni celular, las limitaciones no importan.
En la escuela del pueblo, construida por Plan International en el 2001, se reúnen regularmente este grupo de mujeres para analizar la “cajita” y decidir los pasos a seguir. Algunas de ellas son jóvenes, otras muestran en sus arrugas el paso de los años y también su sabiduría. Varias llegan con sus hijos e hijas, quienes juegan en la cancha mientras sus madres trabajan y analizan los movimientos y el futuro de su caja de ahorro comunitaria.
Cada miembro aporta con un capital mínimo acordado, el cual podría aumentar, y a través de los préstamos a los mismos miembros se mantiene y crece la caja de ahorro. Además, las personas que participan realizan actividades para generar más fondos, como por ejemplo ferias y rifas. Esta iniciativa les permite a las mujeres de la comunidad ahorrar y tener acceso a créditos para sus emprendimientos, para algún apoyo familiar o para solventar cualquier emergencia.
Esta caja de ahorros de la provincia de Loja fue creada recientemente y es una de las 66 cajas promovidas por Plan International en Ecuador, las cuales están lideradas principalmente por mujeres. Actualmente hay más de 1.500 miembros a nivel nacional.
Carmita, la tesorera en esta caja comunitaria en Loja, nos cuenta que se reúnen una vez al mes, que cada participante aporta con 2,75 euros mensuales y que inicialmente aportaron con un poco más de 18 euros cada una. De esta manera, a los 3 meses de iniciada esta caja de ahorro, empezaron a realizar los primeros préstamos y lo hicieron en orden alfabético, porque no había capital para todas.
Todo el capital circula “no puede quedar plata porque perdemos todas, toda la plata tiene que estar en préstamo, hasta la caja chica se presta”, nos cuenta su tesorera.
Carmita, además de ser la tesorera, es una gran emprendedora. Ella prepara y vende un delicioso manjar de leche que es apetecido por muchas personas en su comunidad y en los alrededores. Se encarga desde el ordeño de leche hasta la comercialización del producto final, esto ha podido realizar gracias a que ella es miembro de la caja de ahorros.