Estas historias muestran cómo la desigualdad que viven las niñas y jóvenes se ve amplificada por el impacto del calentamiento global.
1. Acceso a la educación
La educación de las niñas suele ser uno de los primeros sacrificios que hacen las familias cuando se enfrentan a los efectos de la crisis climática. Ellas suelen verse forzadas a abandonar la escuela para ayudar a sus familias a encontrar agua y alimentos o cuidar de los hermanos más pequeños.
Dawele, de 14 años, vive en Etiopía y la obligaron a dejar la escuela debido a la sequía: “En nuestra comunidad no llueve. Tenemos que caminar más de ocho horas al día para conseguir agua” Explica.
“Por eso no podía ir a la escuela y tuve que dejarla por completo. Me encantan las matemáticas, quería ser profesora, pero ahora no sé cuál será mi futuro” dice Dawele.
Educar a las niñas es una de las estrategias más poderosas para combatir el cambio climático y sus efectos. Por eso el incremento de la inversión en educación de calidad para las niñas y jóvenes debe ser una de las principales prioridades de la respuesta climática.
2. Matrimonio infantil:
Mediante el matrimonio infantil muchas familias hacen frente a las dificultades económicas ocasionadas por el cambio climático. Esto pone a millones de niñas en riesgo de abuso físico y sexual, embarazos precoces y mortalidad materna.
La crisis alimentaria que vie Sudán del Sur debido a las sequías obligo a Yari a casarse a los 16 años: “No estaba lista, pero mi madre me dijo que si me casaba salvaría a toda mi familia del hambre y les daría la oportunidad a mis hermanos de poder casarse también algún día”.
3. Riesgo de violencia
Los efectos del cambio climáticos obligan a muchas personas a migrar, lo que pone en riesgo la seguridad de las niñas y jóvenes. Estos riesgos se agravan cuando tienen que recolectar recursos naturales o cuando tienen que vivir en refugios temporales.
En Camboya muchas personas se han visto forzadas a abandonar sus comunidades para encontrar trabajo debido a los efectos del calentamiento global. Por eso Prey, de ocho años, vive sola desde que sus hermanos mayores se mudaron para conseguir trabajo: “Echo de menos a mi hermana. A veces me da miedo estar sola en casa”.
Estar sola en casa a una edad tan joven representa un auténtico riesgo para la seguridad de Prey y fácilmente podría ser víctima de abusos o del tráfico de personas.
4. Oportunidades laborales
Para millones de mujeres jóvenes cuyas vidas están profundamente vinculadas a los recursos naturales, las consecuencias del cambio climático son reales y se sienten cada día.
Flora, de 21 años, vive en Papúa Nueva Guinea y trabaja en una granja. Sin embargo, sus ingresos se ven constantemente mermados por la emergencia climática: “Dependemos de la siembra de cocos para vivir, pero el aumento en el nivel del mar está devastando las palmeras” explica.
Para alcanzar los objetivos climáticos, las economías deben invertir en sostenibilidad, lo que ofrece una oportunidad para la justicia climática y promueve la oportunidad de género.
5. Problemas de salud
El cambio climático ha ocasionado escasez de alimentos en varias comunidades. En esos casos las niñas y jóvenes suelen ser las últimas en comer y las que reciben menores raciones, lo que puede conducir a la malnutrición.
Beauty, de 13 años, vive en una comunidad de Zimbabwe en la que los alimentos escasean debido a la sequía. A pesar de la difícil situación, beauty se levanta cada día a las 4am y camina nueve kilómetros hasta la escuela.
“Muchas veces siento dolores en la escuela. Fuertes dolores de estómago” Dice Beauty.