Las adolescentes confinadas en países en desarrollo se enfrentan al hambre y el aumento de abusos y violencia

Actualmente, 743 millones de niñas no están asistiendo a clase. Esto, unido a la presión de las familias para que ayuden en el hogar o generen ingresos puede significar que muchas adolescentes abandonen sus estudios.





Las consecuencias a largo plazo de la pandemia de COVID-19 para las niñas y adolescentes de todo el mundo serán devastadoras, advierte Plan International, organización humanitaria que trabaja en la defensa de los derechos de la infancia y la igualdad de las niñas, que alerta de un aumento del hambre, los abusos y la violencia de género unido a un mayor riesgo de quedar invisibilizadas en la respuesta.

La investigación de la ONG Plan International Living Under Lockdown (Vivir en confinamiento) analiza crisis humanitarias anteriores, como la epidemia del Ébola, el conflicto en Sudán del Sur y la violencia en la cuenca del lago Chad, la crisis de los refugiados rohingya y la situación en los campos de refugiados de Beirut, en el Líbano, y revela los graves impactos que sufren las niñas y adolescentes en las emergencias, tanto de forma inmediata como a largo plazo. 

“El miedo que tengo con este virus es que las niñas y las mujeres de Liberia sufran realmente. Sufriremos por la comida. Los hombres abusarán de nosotras. Porque si no tengo comida y un chico tiene comida, si le pido ayuda, me pedirá sexo antes de dármela. Este es el sufrimiento del que hablo”, cuenta Janet, una joven de 14 años de Liberia. 

Según este análisis, los mayores riesgos que corren las niñas y las adolescentes debido a la pandemia de la COVID-19 son el abandono escolar; no encontrar trabajo cuando las economías se reactiven, teniendo en cuenta que más de 740 millones de mujeres de todo el mundo trabajan en el sector informal y en empleos con bajos salarios; sufrir abusos y violencia en el hogar, debido a que la protección que encuentran en los sistemas educativos y de atención ya no existen; dificultades económicas y consecuente falta de alimentos, y una mayor exposición a la infección por el virus, debido al rol tradicional de cuidados que se le asigna a las mujeres y las niñas. 

Por otro lado, con la pandemia de COVID-19, las niñas y adolescentes se enfrentan a un gran riesgo de aumento de los matrimonios infantiles y de los embarazos no deseados, como ha ocurrido en emergencias anteriores. En Sierra Leona, por ejemplo, los embarazos adolescentes aumentaron un 65% durante la crisis del Ébola debido al cierre de escuelas, lo que después repercutió de nuevo en la pérdida del derecho a la educación: el país impidió que las niñas embarazadas y madres adolescentes volvieran a clase. 

“Actualmente, debido al cierre de centros educativos, hay 743 millones de niñas que no están asistiendo a clase y esto, unido a la presión de algunas familias para que ayuden en el hogar o generen ingresos económicos, puede significar que muchas adolescentes no continúen con sus estudios y pierdan toda oportunidad de recibir educación. Si no se da prioridad a las necesidades educativas, corremos el riesgo de retroceder 20 años de logros en la educación de las niñas, así como de dejar atrás a las niñas más vulnerables”, subraya Concha López, directora general de Plan International.

Además, se ha producido un alarmante aumento de las denuncias de violencia de género en todo el mundo. En China, en el momento más álgido de la cuarentena, se triplicaron las llamadas a los centros para mujeres en relación con casos de violencia en el hogar. Por su parte, Refuge UK, una organización benéfica del Reino Unido que brinda apoyo especializado a mujeres, niños y niñas que sufren violencia doméstica, ha informado de un aumento del 700% en las llamadas a su línea en un solo día. En España, desde la declaración del estado de alarma en mayo, las llamadas al teléfono 016 han aumentado más de un 19%, y las consultas online se han disparado más de un 250%.

Con la pandemia de COVID-19, las niñas y adolescentes se enfrentan a un gran riesgo de aumento de los matrimonios infantiles y de los embarazos no deseados

En España, tal y como explica el informe “El impacto de la crisis de la COVID-19 en la Adolescencia en España”, las consecuencias de la emergencia por coronavirus también pueden agravar la desigualdad social y de género, especialmente entre las adolescentes y las jóvenes vulnerables, un grupo de población que parte de una situación desigual que puede agravarse aún más: el 37,5% de las mujeres de 16 a 29 años en España está en riesgo de pobreza y exclusión social, según el INE. 

La imposibilidad de acceder a servicios de apoyo psicosocial y de protección, la pérdida de trabajos, recursos e ingresos y la desviación de fondos de los servicios de salud sexual y reproductiva podrían tener consecuencias catastróficas a largo plazo para toda una generación de niñas. 

Por estos motivos, la organización hace un llamamiento a los gobiernos y organismos multilaterales para que garanticen, a través de prestaciones en efectivo, que las familias más vulnerables no estén expuestas a pasar hambre, y pide que se establezcan líneas de ayuda y centros de atención para proteger a las niñas y las mujeres de la violencia de género. 

Se estima que 3.600 millones de personas no tienen acceso a Internet, especialmente en los países menos desarrollados. Las autoridades deben trabajar con el profesorado y las empresas de telefonía móvil para salvar la brecha digital y que la educación a distancia sea asequible y accesible para todos los estudiantes, también aquellos tienen menos recursos. Los gobiernos también deben garantizar que las niñas y las jóvenes sigan teniendo acceso a la información y a los servicios de salud sexual y reproductiva. 

Como parte de su respuesta a la COVID-19 para apoyar a las adolescentes más vulnerables en, al menos, 50 países, Plan International ha creado un fondo de emergencia de 100 millones de euros destinado asistir a las niñas y las adolescentes, que se ven afectadas de manera desproporcionada por las crisis. En España, la ONG ha lanzado la iniciativa #QueNadieSeQuedeFuera, que busca movilizar a la sociedad y recaudar fondos para garantizar que el impacto económico y social de la COVID-19 no se cebe con los y las adolescentes que ahora están en riesgo de quedarse fuera del sistema educativo, de protección, del mercado laboral y de las oportunidades de futuro.