Jacqueline comenzó su carrera en el trabajo sexual a los 11. Ahora, gracias a la formación tecnológica y el empoderamiento de las TIC, está dando el salto a electricista.
En los burdeles de Kampala se pueden encontrar niñas de hasta nueve años, las más jóvenes son muy cotizadas pues así se aseguran de que sus cuerpos estén libres de infecciones como el VIH. Así lo explica Jacqueline, que comenzó su carrera en el trabajo sexual a los 11 y la ejerció durante siete años. Pero ahora, gracias a nuestros planes de apoyo a la formación, ha dado el salto al oficio de electricista.
Jacqueline se enteró del programa PEVUS, que desarrolla Plan International en Uganda para educar a las niñas y jóvenes, y solicitó apoyo para deja la prostitución. PEVUS también les ofrece herramientas para aprender un oficio con el que puedan mantenerse sin tener que recurrir al trabajo sexual.
“Ahora soy educadora para PEVUS, visito a niñas jóvenes involucradas en la prostitución para explicarles todos los riesgos que implica”. Además de su trabajo como mentora, Jacqueline se está entrenando para convertirse en electricista, ayudando también a cerrar la brecha de género que existe en el ámbito tecnológico.
En el marco del Día Internacional de las Niñas en las TIC, Plan International destaca los beneficios del empoderamiento digital: más del 90% de las oportunidades de empleo alrededor del mundo ya tienen un componente digital, por lo que la priorización de una correcta formación de las niñas en este ámbito por parte de sus gobiernos es esencial para asegura que prosperen económicamente y se conviertan en líderes y agentes de cambio en sus comunidades.
La brecha de género en el acceso a internet sigue siendo más pronunciada entre los países en desarrollo, 31% en 2016, alcanzando el 23% sólo en África. En cuanto al acceso a telefonía móvil, la cifra más alarmante está en el Sur de Asia, donde las mujeres tienen 38% menos de probabilidades de tener un teléfono móvil. Todo esto a pesar de lo que revela el informe 2013 Mujeres y la Web, que indica que si se consiguiera que 600 millones de mujeres estuvieran conectadas a la red en los próximos tres años, la repercusión en el PIB global sería de un incremento superior a los 12.000 millones de euros.
Nuestra estrategia global plantea el reto de “empoderar a través de la tecnología y utilizar soluciones innovadoras para extender el alcance e impacto de nuestra ayuda”. Además, pone el foco en los derechos de las niñas, como uno de los sectores con más difícil acceso a la tecnología. Es por eso que muchos de nuestros proyectos alrededor del mundo se enfocan en la educación en este ámbito.
Más de 8.300 niñas de comunidades marginadas en Pakistán ya se han beneficiado de laboratorios tecnológicos instalados por Plan International en más de 44 escuelas. En Sri Lanka el esfuerzo se centra en conectar a mujeres y niñas para que puedan tener acceso a servicios sociales y de ayuda a través de la tecnología, con una meta de alcanzar 12.500 mujeres. Otros proyectos, como el que se desarrolla en Brasil, buscan acercarlas al mercado laboral mediante formación específica en tecnología.
Romper con los estereotipos de género que alejan a las mujeres de la tecnología y las barreras económicas que impiden su conexión con el mundo digital, son un reto indispensable para alcanzar la igualdad de género y convertir la barrera actual de la tecnología en una herramienta de empoderamiento.