Turquía ha acogido al mayor número de refugiados del mundo, con más de 3,1 millones de refugiados registrados en el país.
Con más de 3,1 millones de refugiados registrados en el país, Turquía es ahora mismo el país con mayor número de refugiados acogidos del mundo. Este número incluye 2,5 millones de refugiados sirios, de los cuales alrededor del 50 por ciento son niños y niñas.
Sólo un pequeño porcentaje vive en campos de refugiados. La mayoría, sobre el 85 por ciento, vive en comunidades de acogida. Existe una gran desigualdad entre los sirios que viven dentro y fuera de los campos de refugiados. En términos relacionados con la educación, por ejemplo, dentro de los campos de refugiados alrededor del 90% de los niños asiste a la escuela. Sin embargo fuera esta cifra desciende dramáticamente hasta el 25%.
La educación ha sido considerada por el gobierno turco, la ONU y ONG internacionales como una de las mayores necesidades para poder ofrecer ayuda a los refugiados sirios en Turquía. Sin embargo, a pesar de que todos los niños sirios refugiados tienen el derecho de ser atendidos en las escuelas y centros educativos temporales, hay muchas barreras que les impiden acceder a una educación.
Zeynep M. Turkmen Sanduvac, especialista de Educación en Emergencias de Plan International, explica cómo el idioma es una de estas barreras: “En Turquía, los refugiados y la comunidad local hablan un idioma diferente. En Siria hablan árabe y la diferencia de idioma significa una barrera, ya que los niños no pueden entender el plan de estudios, el cual está en turco, y esto también excluye a sus padres”.
“La cohesión de la comunidad es a menudo reforzada por las conexiones entre las escuelas y los padres, pero por el momento la barrera del idioma hace difícil que esto pueda suceder completamente. ” Sin embargo, Plan International tiene la esperanza de que un nuevo proyecto que se está llevando a cabo en Estambul ayude a mejorar la situación.
En colaboración con la organización ‘The Mother Child Education Foundation’ (conocida localmente como ACEV), se ha lanzado un programa para preparar a los niños y niñas para el inicio de su educación en turco. Además, Plan International ha proporcionado un espacio para que 60 niños y niñas aprendan, jueguen e interactúen con otros niños en un ambiente seguro y pacífico, así como información para que las madres se enteren de los recursos que ofrecen la comunidad y los servicios públicos.
La idea es que el programa se convierta en un modelo sostenible para apoyar la unión entre la comunidad siria y las escuelas turcas. Las clases se dan en turco pero, debido a que los niños aún no hablan el idioma, hay un profesor de apoyo para traducirles el material de aprendizaje y las instrucciones de los maestros. Los niños y niñas están aprendiendo a escribir matemáticas y a hacer cálculos y recibiendo educación sobre higiene personal, pero también están aprendiendo a divertirse: pintan y hacen puzles, juegan, cantan canciones y escuchas historias tradicionales en Siria.
Sanduvac explica porque es tan importante este proyecto: “Sabemos por experiencia el gran impacto que tiene la guerra en todos los aspectos para el bienestar de los niños. A esto se añade la falta de acceso a la educación unida a la falta de seguridad: los niños y niñas que no asisten a la escuela tienen un riesgo mucho mayor de sufrir violencia, explotación, abusos y abandono.”
“Los niños sirios que viven en Estambul son especialmente vulnerables. La exposición a la violencia, los desplazamientos, la acumulación de estrés y la pérdida o separación de sus familiares y amigos, tiene graves consecuencias tanto inmediatas como a largo plazo en la vida de niños. Así que la idea de este proyecto es preparar a los niños para la escuela, donde no sólo tienen una estructura y son estimulados intelectualmente, sino que también están seguros”.
“Esperamos que las familias vean los beneficios – y el énfasis que se pone para ayudar a conservar el patrimonio sirio – y se animen a inscribir a sus hijos en la escuela para el próximo año académico.” Como parte del programa, cada niño recibe una comida gratis todos los días y apoyo psicosocial para ayudar a aquellos niños y niñas que luchan para hacer frente a los horrores que han vivido.
“Nuestro objetivo es lograr un impacto positivo en la vida de los niños refugiados de Siria, que han pasado por el trauma y están en fase de transición hacia la educación oficial. A través del apoyo psicosocial, que es una parte de este proyecto, los niños mejoran sus habilidades cognitivas, sociales, emocionales y físicas en un ambiente de aceptación, incrementando el nivel de preparación para empezar la escuela”, cuenta Hilal Kuscul, directora general adjunta de ACEV.
Según Zeynep Kocaoglu, psicólogo que trabaja en este programa: “La mayoría de los niños se comprometen con el programa, pero algunos muestran problemas de procesamiento sensorial básicos: sienten de repente mucho calor, que hay demasiada gente, o que hay un ruido excesivo, y se vuelven reticentes, retraídos, o empiezan a tirar los juguetes”.
“Cuando el niño está experimentando estas emociones complejas, es importante que sienta que está en un lugar seguro. Proporcionamos a los estudiantes una salida para expresar sus sentimientos. Después, le damos algunas reglas alternativas de comportamiento para que lo pueda cambiar, y continuamos recordando estas normas, para ayudarle a adaptarse”. Esto ha ayudado a los niños para a adaptarse a la vida en Turquía.
Adnan, de seis años comenta: “En la escuela aprendemos y jugamos. Tengo muchos amigos aquí. Como no tenía ningún amigo en mi edificio de viviendas y mi madre no me deja salir de casa, estoy muy contenta de poder jugar con mis amigos en la escuela. Me encantan mis profesores”. “Me gusta mi colegio y todas las actividades de aquí. Sobre todo me gusta hacer puzles y las actividades artísticas. ¡Espero seguir en la escuela en el futuro!, dice Lima, de seis años de edad.
“Estoy aprendiendo como coger un lápiz correctamente. Aprendo los números. Me gustan todos los juegos, pero mis favoritos son los de cantar en turco y árabe. Yo quiero ser profesor algún día”, afirma Refah, de seis años. En Plan International creemos en el poder y el potencial de todos los niños y niñas y trabajamos para conseguir un mundo más justo y para hacer frente a los problemas a los que se enfrentan las niñas y niños, los más vulnerables ante situaciones de crisis y emergencias.