En Indonesia, millones de estudiantes siguen sin ir a la escuela debido a la pandemia y el impacto en su educación está siendo devastador. La falta de acceso a Internet está provocando que los niños y niñas de las zonas remotas estén más excluidos digitalmente que los de las zonas urbanas, lo que les impide acceder a sus clases online.
Eti, de 13 años, nos cuenta que, en la isla de Lembata, utilizar la tecnología para estudiar a distancia es algo que está fuera de su alcance. “Desde marzo de 2020, estudio desde casa. No me gusta quedarme aquí porque no puedo ver a mis amistades ni a mis profesores. Más tarde, a finales de noviembre de 2020, hubo una erupción volcánica en nuestra zona. Mi escuela está en el valle al pie del volcán, lo que ha complicado aún más las cosas. Ahora estamos en alerta”.
En respuesta a los retos que los y las estudiantes y sus padres están afrontando para aprender desde casa durante la pandemia, Plan International está colaborando con las autoridades educativas, el gobierno local y los equipos comunitarios de preparación ante catástrofes para apoyar el aprendizaje a distancia de los niños y niñas mediante walkie-talkies.
Recientemente hemos entregado un lote de walkie-talkies a la escuela donde estudia Eti, a la que asisten niños y niñas de tres pueblos de la zona en los que no hay cobertura ni acceso a Internet. Las radios facilitan a los profesores el contacto con sus alumnos/as mientras la escuela está cerrada.
Antes de poner en marcha la iniciativa, realizamos una prueba piloto con cuatro grupos de alumnos y alumnas repartidos por los tres pueblos que resultó ser un éxito. Ahora todos los niños y niñas de la escuela que no tienen acceso a Internet han recibido una radio.
“Gracias a los walkie-talkies, mis amigos y yo podemos seguir aprendiendo. Son muy útiles, ya que podemos oír las voces de nuestros profesores, lo que nos motiva a seguir estudiando”, cuenta Eti, que forma parte del programa de apadrinamiento de Plan International.
Nuestro objetivo es que los niños y las niñas sigan aprendiendo mientras las escuelas están cerradas para que no se retrasen demasiado en sus estudios y estén preparados para volver a la escuela cuando se reabra, reduciendo el número de estudiantes que abandonan la educación. Estos dispositivos también están ayudando a las comunidades escolares a desarrollar modelos seguros y a coordinar buenas prácticas de higiene para que la escuela pueda reabrirse con seguridad.
Para Eti, poder relacionarse de nuevo con sus amigos y profesores es una fortuna. “Siento como si hubiéramos vuelto a la escuela, aunque sea por poco tiempo”, dice. “Espero que este virus desaparezca pronto y las cosas vuelvan a la normalidad, para poder volver a estudiar con mis amigos”.