“El salario mínimo equivale a tres dólares y eso no es suficiente”, explica Virginia, de 38 años, quien tomó la difícil decisión de abandonar Venezuela el 27 de julio y viajar a Perú en busca de mejores oportunidades y condiciones de vida para sus cuatro hijos.
“Mis hijos se estaban muriendo de hambre y había escasez de medicamentos. Mi hijo tiene asma y no iba a dejar que se muriera”, afirma esta madre venezolana.
“Hubo muchos días que no tuvimos nada que comer”, cuenta Virginia cuando habla de un viaje de más de tres semanas de duración en el que atravesó, junto a sus hijos, Colombia y Ecuador hasta llegar a la ciudad peruana de Tumbes.
A pesar de todas las dificultades, les prometió a Lourdes, de 12 años; Sofía, de 9; Maikol, de 5; y Verónica, de 3, que siempre estarían juntos.
Virginia tiene la idea de desplazarse a Lima, donde viven sus dos hermanas. Pero primero tiene que superar todos los trámites migratorios. Mientras consigue tener los papeles en regla, sus hijos juegan, descansan y aprenden en un lugar seguro: uno de los Espacio Amigos de la Infancia de Plan International.
Dicho espacio cuenta también con trabajadores de atención psicosocial para atender a niños, niñas y adolescentes, así como para ofrecer asesoramiento a sus padres y madres.