Pogniagou Ouoba, madre de ocho hijos, huyó de su aldea después de que grupos paramilitares la atacaran. “Un grupo armado entró en casa y mató a un familiar. Nos dijeron que no querían encontrar a nadie allí cuando volvieran al día siguiente”. Huyeron a la ciudad, pero no tenían dónde vivir, ni comida, ni agua. La familia tuvo que dormir en la calle y estuvo sin comer durante tres días.
La escalada de violencia contra la población civil por parte de los grupos armados en Burkina Faso está incrementando la crisis del hambre en el país. Cuando las familias tienen que abandonar sus hogares, son extremadamente vulnerables. Al no poder acceder a sus tierras, ni trabajarlas, comunidades enteras se vuelven más dependientes de ayuda para sobrevivir, especialmente por la escasez de alimentos y agua.
Pogniagou, de 41 años, su esposo Diataga, de 47, y sus hijos pudieron huir de su aldea y viajar en un camión hasta Fada N’Gourma, la capital de la región Este. La familia tuvo que dormir en la calle y no comió durante tres días. “Mis hijos deambulaban buscando algo para comer. Yo misma deambulaba como un perro callejero en busca de comida”, dice Pogniagou.
Finalmente, Pogniagou consiguió algo de comida. “Un vecino me dio harina y pude cocinar para que mis hijos comieran algo. Yo no comí nada”.
La crisis migratoria en Burkina Faso es una de las que más rápido ha crecido en el mundo, con 1,9 millones de personas desplazadas a finales de abril de 2022, casi el 10 % de la población del país, cifra que continúa aumentando todos los días. Lamentablemente, muchas familias se han acostumbrado a dormir al borde de la carretera.
Pogniagou y su esposo lograron encontrar una casa de una habitación donde ahora vive la familia de 10 personas, pero luchan por sobrevivir sin ingresos estables. “Ahora vivimos de alquiler y es difícil para nosotros pagarlo”.
La educación de sus hijos es otra preocupación para Pogniagou. “Cuando llegamos aquí queríamos enviar a los niños a la escuela, pero no podemos pagar las tasas escolares. Cuando estábamos en la aldea, tres de nuestros hijos iban a la escuela, pero desde que llegamos ninguno de ellos va. Pagar su educación es demasiado difícil para nosotros. Si ni siquiera tienes comida, ¿cómo vas a pagar la escuela de un hijo?”.
Pogniagou espera regresar a su aldea con su familia algún día, y describe la miseria interminable que están soportando lejos de su hogar. “Las cosas están realmente mal para nosotros. No tenemos suficiente para comer, así que lo que cualquiera pueda darnos, que lo haga. Ya sea comida, agua o ropa. Desde que llegamos aquí, vivimos sufrimiento tras sufrimiento”.
Plan International está ampliando su respuesta en Burkina Faso para hacer frente a la creciente crisis del hambre. Pogniagou necesita apoyo y ya ha recibido asistencia en efectivo de nuestra organización para ayudarla a comprar alimentos y comenzar un pequeño negocio para que pueda generar ingresos y así mantener a su familia.