En todo el mundo, 222 millones de niños, niñas y adolescentes afectadas por los conflictos, el cambio climático, los desplazamientos forzosos y otras crisis prolongadas necesitan urgentemente una educación de calidad. Plan International hace un llamamiento a los Estados para priorizar la educación de las niñas y adolescentes con un enfoque transformador de género.
En todo el mundo, 222 millones de niños, niñas y adolescentes afectadas por los conflictos, el cambio climático, los desplazamientos forzosos y otras crisis prolongadas necesitan urgentemente una educación de calidad.
Por eso, en la conferencia de financiación de alto nivel “Education Cannot Wait “celebrada en Ginebra (Suiza) el 16 y 17 de febrero, un total de 17 donantes y líderes mundiales, anunciaron la contribución de 836 millones de dólares que serán destinados a la educación en emergencias.
España se ha unido a esta iniciativa por primera vez, lo que implica un fuerte compromiso con la educación de millones de niños y niñas, víctimas de conflictos y crisis en todo el mundo.
Plan International trabaja por los derechos de la infancia y la igualdad de las niñas, y garantizar su educación es uno de los pilares de la organización, ya que la escuela supone un espacio de protección, especialmente para ellas, que son las primeras en abandonar las aulas para hacerse cargo de las tareas domésticas cuando existe una crisis, ya que se suele priorizar la educación de los niños frente a la suya.
Actualmente, la crisis del Hambre que asola el Cuerno de África, gran parte del Sahel y países como Haití, en Centroamérica, así como el conflicto de Ucrania, o los desastres naturales provocados por el cambio climático como al que hemos asistido en Sitia y Turquía, dejan a millones de niños y niñas sin oportunidades para el futuro al no poder continuar con su educación. El absentismo escolar supone un riesgo aún mayor para las niñas y adolescentes, ya que incrementa los casos de matrimonio infantil, mutilación genital femenina, explotación sexual y sobrecarga de tareas domésticas.
Plan International hace un llamamiento a los Estados para priorizar la educación de las niñas y adolescentes con un enfoque transformador de género. Entre sus recomendaciones, destaca: destinar el 10% de la financiación humanitaria a educación; priorizar la igualdad de género a largo plazo y la resiliencia en los planes de respuesta de emergencia; la inversión en redes de seguridad social en contextos de crisis; foco en las personas jóvenes LGBTGI+, con discapacidad o con identidades marginadas interrelacionadas; educación de la primera infancia en estos contextos; respaldar la Declaración sobre Escuelas Seguras y el Marco Integral de la Seguridad Escolar; la integración de los niños, niñas y adolescentes refugiadas en los sistemas educativos; priorizar una educación climática transformadora de género; fomentar la seguridad alimentaria en los centros, así como el apoyo psicosocial; crear mecanismos para la participación activa de los y las jóvenes para lograr la democratización del conocimiento, la pedagogía y el aprendizaje.