Eran más de las cuatro de la tarde cuando el río Ñácara, Piura, se desbordó e inundó la parte trasera de la casa de Tania, provocándole miedo a ella, a sus padres y a sus 6 hermanos, con quienes vive en una modesta casa de adobe.
“Nos asustamos mucho al ver como el río empezaba a inundar el corral. No había nada que pudiéramos hacer para frenar la entrada de agua”, recuerda Tania de 12 años.
Esta situación es consecuencia del ciclón Yaku de categoría tropical que azotó el norte de Perú en marzo. La mayoría de casas en la costa norte de Perú no están preparadas para hacer frente a este tipo de desastres. El último ciclón registrado data de hace 40 años.
En la zona donde vive Tania, donde las casas se encuentran a escasamente 200 metros del río, más de 12 familias se han visto afectadas por el ciclón. Entre ellas, la familia de Tania, que ha vivido momentos de mucha angustia.
“El agua cubrió mi cocinita de leña y no sabíamos qué hacer porque nuestros hijos son pequeños y; sobre todo, porque uno de ellos tiene una discapacidad. Tuvimos que amontonar los pollos para que no se los llevara el río”, comenta María, madre de Tania.
Ahora, todos los integrantes de la familia de Tania, especialmente sus hermanos, temen que las lluvias continúen.
“Desde esa noche duermo con miedo de que el río inunde nuevamente mí casa. Espero que no llueva mucho porque perderíamos más cosas”, agrega Tania.
A día de hoy, se han reportado más de 23.000 personas afectadas, más de 8.000 damnificadas, 59 fallecidas, 57 heridas y 8 siguen desaparecidas, según el Instituto de Defensa Nacional de Defensa Civil (INDECI) al cierre de esta historia.
Tania y miles de niñas necesitan apoyo para hacer frente a este desastre, por lo que Plan International está recogiendo información sobre las personas damnificadas, con apoyo del voluntariado comunitario y autoridades de la zona.
“Estamos identificando el grado de afectación en el que se encuentran las comunidades para saber cómo responder ante sus necesidades más urgentes. Priorizaremos espacios para ofrecer atención emocional a la infancia, kits de higiene y dignidad, así como un retorno seguro a la escuela”, ha señalado Edwin Helguero, gerente de la Unidad de Programas Piura.