En un mundo donde las decisiones migratorias son a menudo difíciles y llenas de incertidumbre, la historia de Wenddy, una joven venezolana, brilla como un faro de esperanza y valentía. Después de tomar la difícil decisión de dejar su país natal en busca de nuevas oportunidades, Wenddy encontró acogida en Ecuador, donde su vida tomó un rumbo con más oportunidades.
Originaria de Caracas, Venezuela, Wenddy migró a Ecuador en 2017. Aunque inicialmente no estaba segura de lo que le depararía el futuro, esta experiencia le brindó una oportunidad para descubrirse a sí misma y desenterrar el potencial oculto que residía en su interior.
La historia migratoria de Wenddy está profundamente arraigada en su trasfondo familiar. Sus padres, naturales de Pueblo Nuevo, una zona rural de Portoviejo en la provincia de Manabí, dejaron su tierra hace 26 años en busca de una vida mejor en Venezuela. Fue allí donde nacieron Wenddy y sus hermanas. Sin embargo, la situación en Venezuela se volvió cada vez más peligrosa y, finalmente, Wenddy tomó la decisión de migrar a Ecuador en busca de seguridad y oportunidades.
La vida en Venezuela era extremadamente difícil. Aunque Wenddy y su familia tenían lo suficiente para cubrir sus necesidades básicas, el peligro y la inseguridad eran una constante amenaza. Vivir en un barrio vertical, rodeados de torres altas, se volvió cada vez más peligroso. Los disparos resonaban regularmente y en una ocasión incluso tuvieron que caminar junto a cuerpos sin vida. El impacto psicológico de esta violencia afectó especialmente a la hermana menor de Wenddy, quien se escondía debajo de la cama cada vez que escuchaba una detonación.
Al llegar a Ecuador, Wenddy se encontró con algunas ventajas en comparación con otros y otras migrantes venezolanas. Poseía la nacionalidad ecuatoriana, tenía un hogar y contaba con el apoyo de su familia. Sin embargo, adaptarse a la vida en la zona rural de Pueblo Nuevo no fue fácil. Wenddy anhelaba continuar sus estudios, pero se encontró en un área rural donde las comodidades de la ciudad eran escasas. No había acceso a internet, aire acondicionado ni universidades cercanas. Además, para continuar con su educación, debía aprobar el examen de ingreso, pero sus conocimientos sobre la historia del Ecuador eran limitados y sus habilidades en matemáticas se habían desvanecido con el tiempo.
Sumida en la incertidumbre y sin tener claro su rumbo, Wenddy se encontró asumiendo la responsabilidad del cuidado del hogar. De tener una vida activa, estudiando inglés, participando en una orquesta y ocasionalmente trabajando, pasó a quedarse en casa la mayor parte del tiempo. Las incomodidades del entorno rural, desde los sonidos de los gallos y pájaros hasta el intenso calor, inicialmente la abrumaron. Sin embargo, fue en este punto de inflexión donde su vida comenzó a fluir en una dirección inesperada.
Un día, una profesora de la escuela de sus hermanas le pidió que la reemplazara por unas horas para asistir a una cita médica. Aunque Wenddy era tímida y detestaba hablar en público, decidió aceptar el desafío, recordándose a sí misma que solo eran niños y que nada malo podía suceder. Poco a poco, más maestras solicitaron su ayuda y valoraron su trabajo.
A medida que llegaba el momento de solicitar su ingreso a la universidad en 2018, Wenddy enfrentaba una elección crucial. Su primera opción fue Derecho, pero eso significaría mudarse a la ciudad, lo cual estaba fuera de las posibilidades económicas de su familia. Su segunda opción fue la licenciatura para la enseñanza de idiomas extranjeros. Actualmente, está a punto de graduarse de esta licenciatura y también ha comenzado a estudiar Derecho de manera virtual.
En medio de este proceso de adaptación y búsqueda de identidad, Wenddy tuvo la fortuna de cruzarse con Plan International Ecuador, una organización que cambió su vida y la sacó de la depresión que estaba experimentando. A través de programas y proyectos dirigidos a su comunidad, Wenddy pudo participar activamente, a pesar de ser extranjera y tener un par de años más que los demás participantes. Finalmente, encontró un círculo de amigos en el país y adquirió habilidades en comunicación y liderazgo.
Uno de los hitos más significativos en el viaje de Wenddy fue su participación en un proyecto desarrollado por Plan International Ecuador en colaboración con otros países, denominado “Educación en Emergencias”. Este proyecto tenía como objetivo comprender las circunstancias que enfrentan los niños y niñas en Ecuador en términos de entornos educativos inseguros y proponer soluciones para abordar estas problemáticas. Como parte de este proyecto, Wenddy tuvo la oportunidad de representar a su país en un evento juvenil de educación en emergencias organizado por la Unesco en París. Fue un desafío personal y profesional, donde tuvo que hablar en inglés y demostrar su potencial ante una audiencia internacional. Este logro llenó de orgullo a Wenddy, quien se está preparando para ser profesora y poder transmitir su pasión por la educación.
Después de cinco años en Ecuador, Wenddy ha aprendido a apreciar la armonía con la naturaleza. Ya no le molestan los cantos de los pájaros ni los gallos. Valora la tranquilidad, el espectáculo de las estrellas y la capacidad de desconectarse del caos del mundo al llegar a casa.