En el cambiante panorama laboral actual, mujeres jóvenes como Alice, de 22 años, están forjando caminos poco convencionales. La suya es una clara historia de éxito como emprendedora agrícola.
La historia de Alice comenzó en 2019 cuando, al verse rechazada en un trabajo tras finalizar sus estudios de secundaria, decidió empezar a cultivar una pequeña parcela de tierra que le había regalado su padre. Desde entonces, trabajó duro para establecer su negocio de viveros de tomates.
Hoy en día, Alice es muy conocida en su zona como horticultora de éxito, especializada en coles, hortalizas, cebollas y tomates que vende en los mercados locales. Dice que gran parte de sus conocimientos y experiencia empresarial los adquirió tras participar en un proyecto de capacitación ecológica dirigido por Plan International.
“La formación técnica no sólo amplió mis conocimientos agrícolas, sino que también alimentó mi ambición de pensar en grande y a futuro”, cuenta Alice.
Un negocio emergente
Gracias a sus recién adquiridos conocimientos empresariales, Alice consiguió una importante cosecha de cebollas, que le generó unos ingresos de 2.000.000 ruf (1.485 euros). Con sus beneficios, decidió comprar una vaca con el objetivo de abrir su negocio al mercado lácteo.
En la actualidad, Alice arrienda dos parcelas de tierra y, tras cubrir sus necesidades básicas, consigue ahorrar 20.000 ruf (15 euros) a la semana. Gracias a ello, está preparada para futuras emergencias y tiene acceso a financiación para seguir haciendo crecer su negocio.
Delphine Mutoni, directora del proyecto, explica que esta iniciativa de Plan International está diseñada para impulsar la seguridad económica de los y las jóvenes ofreciéndoles oportunidades para el desarrollo de competencias que les de acceso a un trabajo digno.
“El proyecto, elimina las barreras que impiden a los jóvenes, y especialmente a las mujeres jóvenes, acceder al mercado laboral. Les ayuda a crear oportunidades para desarrollar las capacidades que necesitan para tener éxito en la vida y ganarse la vida dignamente.”
Mediante una formación práctica, las jóvenes que participan en el proyecto adquieren valiosas destrezas ecológicas basadas en la adaptación de técnicas agrícolas modernas como la aplicación de fertilizantes y la utilización del riego, entre otras.
Además, reciben formación en análisis de la cadena de valor, análisis del mercado laboral, así como en salvaguarda y prevención del acoso, la explotación y los abusos sexuales para allanar el camino hacia un futuro mejor.
Sobre el proyecto
“¡El futuro es verde! Promoting Youth Agri-Preneurship in Rwanda” tiene como objetivo integrar económicamente a los jóvenes rurales, especialmente a las mujeres jóvenes, en el mundo de la agricultura.
El proyecto trabaja con los servicios locales para ofrecer y mejorar una formación agrícola y empresarial orientada al mercado, incorporando la perspectiva de género, y cree oportunidades de empleo para los y las jóvenes desempleados.
El proyecto, además, fomenta la creación de puestos de trabajo a través de la mejora del desarrollo empresarial, los servicios financieros inclusivos y el acceso a los mercados, al tiempo que apoya los entornos comunitarios para la participación de la juventud en la promoción del empleo inclusivo de género y las soluciones de agricultura climáticamente inteligente.
Plan International ejecuta el proyecto en los distritos de Nyaruguru, Bugesera y Gatsibo, en colaboración con African Evangelistic Enteprise e Inkomoko Entrepreneur Development.
Nuestro objetivo es llegar a 900 jóvenes, de los cuales el 60% son mujeres y el 40% hombres, a través de 10 centros de formación técnica profesional y 10 cooperativas agrícolas.