El terremoto de magnitud 7,8 que se produjo el 6 de febrero de 2023 en el norte de Siria y el sur de Turquía, tuvo efectos devastadores. El primer seísmo provocó una grave crisis humanitaria que se cobró más de 50.000 vidas. El 20 de febrero, un segundo seísmo de magnitud 6,3, empeoró la situación y provocó más daños, así como un desplazamiento masivo de personas.
Esta catástrofe se produjo en un momento en el que la población siria ya luchaba por sobrevivir, tras 13 años de crisis, colapso económico y político, inflación, altas tasas de desempleo, un brote de cólera, condiciones invernales muy duras y sequías recientes que han agravado aún más el acceso de la población a los medios de subsistencia. Incluso antes del terremoto, los niños, niñas y sus familias luchaban por llegar a fin de mes.
La respuesta de Plan International
Solo en Siria, casi 9 millones de personas se vieron afectadas y necesitaban ayuda humanitaria inmediata. De ellos, tres millones y medio son niños y niñas. Desde las organizaciones humanitarias hemos trabajado para responder a las necesidades urgentes de la población, ofreciendo acceso a protección infantil, agua y saneamiento, salud, educación y refugio.
Desde Plan International hemos puesto en marcha una respuesta a través de nuestros socios en Siria, ofreciendo intervenciones inmediatas para salvar vidas y apoyo a largo plazo para los niños y niñas afectados, sus familias y sus comunidades.
Durante este año, hemos ofrecido apoyo a más de un millón de personas necesitadas mediante la distribución de kits de alimentos y kits de higiene personal y del hogar. Además, hemos llevado a cabo intervenciones a más largo plazo, que incluyen la rehabilitación de ocho redes de agua y cinco escuelas que hemos equipado con mobiliario y materiales esenciales. Además, los niños y niñas han recibido apoyo psicosocial para su bienestar emocional, kits educativos adaptados a sus necesidades específicas y actividades recreativas y de retención escolar.
A pesar de los esfuerzos, Siria sigue necesitando ayuda humanitaria urgente, continua y a largo plazo. El impacto duradero del conflicto en las infraestructuras y en las comunidades, unido a la complejidad añadida del terremoto, subraya la necesidad crítica de ayuda internacional.
