El proyecto Keep Adolescent Girls in School de Plan International trabaja con el gobierno y organizaciones comunitarias en las regiones de Geita y Kigoma, en el norte de Tanzania. Gracias a esta iniciativa, Christina y otros niños y niñas pueden continuar con su educación y asegurarse un futuro.
La infancia de Christina no fue nada fácil. Con tan solo 16 años, ha superado retos que la mayoría de las personas no sería capaz, con cinco hermanos menores y una hermana mayor, que se vio obligada a casarse a los 17 años para pagar las facturas médicas de su abuelo.
Abandonados por sus padres, sus hermanos no pudieron asistir a la escuela. Pero Christina se negó a permitir que las circunstancias dictaran su futuro. “Todos los días era una lucha para mantener a mi familia y mantener vivos mis sueños. Vi a mi hermana casarse para pagar las facturas médicas de nuestro abuelo y temí que ese fuera también mi destino”, recuerda Christina.
Durante la escuela primaria, Christina trabajó en granjas para ganar dinero para comprar material escolar y comida para su familia. A pesar de las dificultades, completó su educación básica con unas magníficas notas. Sin embargo, la pobreza y la creencia de su familia de que el matrimonio era la única salida, se vio obligada a abandonar la escuela y enfrentarse a la sombría perspectiva de casarse.
La historia de Christina dio un giro cuando el proyecto Keep Adolescent Girls in School de Plan International la identificó y un trabajador juvenil de su grupo local: CAMPEONES DEL CAMBIO, la animó a unirse a un club para aquellos que no asistían a la escuela. Esta iniciativa marcó el comienzo de un nuevo capítulo en la vida de Christina.
Al reconocer su potencial, los miembros del grupo CAMPEONES DEL CAMBIO le proporcionaron a Christina un uniforme escolar y facilitaron su inscripción en la escuela secundaria. Aunque empezó cinco meses tarde, Christina no se dejó intimidar. Abordó sus estudios con un coraje y una resiliencia excepcionales y, rápidamente, se convirtió en una de las mejores estudiantes de su clase.
“La determinación de Christina es verdaderamente inspiradora. A pesar de los obstáculos que enfrentó, nunca renunció a sus sueños. Darle la oportunidad de volver a la escuela y apoyarla en el camino fue una decisión fácil. Ella es una verdadera Campeona del Cambio”, ha afirmado Stephanie, de 26 años, trabajadora del proyecto
Ahora, Christina espera convertirse muy pronto en una defensora de la educación de las niñas y está decidida a garantizar que ninguna otra niña tenga que pasar por las mismas dificultades que ella.