En la árida región del Alto Este, en el norte de Ghana, Jamila, de 38 años, luchaba a diario por alimentar a su familia. Como vendedora ambulante, apenas ganaba lo suficiente para cubrir las necesidades básicas. “La vida no era fácil para mí”, recuerda. “Vendía cosas pequeñas, pero no era suficiente. Solo sobrevivía”.

Todo cambió cuando escuchó hablar de un programa de formación a través de la asociación de mujeres de su comunidad. El proyecto, parte de la iniciativa Liderazgo y Voz de las Mujeres de Plan International, ejecutado junto a la organización local Youth Harvest Foundation Ghana (YHFG), ofrecía a mujeres la oportunidad de aprender oficios como fabricación de jabón, repostería y cestería.
“Me motivé a aprender a hacer jabón porque es caro y mis hijos regresaban del colegio con la ropa sucia”, cuenta. El curso no solo le enseñó a mezclar ingredientes o cortar barras con una herramienta especial, sino también a emprender. Aprendió a llevar cuentas, planificar sus finanzas, promocionar sus productos y gestionar su dinero.
“Ahora hago jabón para ganar ingresos y mantener a mi familia”, dice con orgullo. “También lo uso en casa”.
El impacto del proyecto va más allá de la formación técnica. En una región donde las normas de género limitan las oportunidades de las mujeres, la iniciativa promueve la igualdad a través de actividades comunitarias y el trabajo con líderes locales. Además, los grupos de ahorro permiten a las participantes ahorrar e independizarse económicamente. Muchas son viudas, madres adolescentes, madres solteras o sobrevivientes de violencia.
La formación en liderazgo también les ayuda a tomar decisiones, resolver problemas y defender sus derechos. Para Jamila, el apoyo recibido ha sido fundamental: “Este proyecto realmente me ha ayudado. Con los ingresos que gano ahora puedo mantener a mi familia y a mí misma”.
Su independencia económica la ha liberado de depender de otras personas. “Aprender un oficio es una habilidad muy valiosa. Te hace feliz saber que tienes algo que hacer, en lugar de estar quejándote de que no tienes trabajo”.
Jamila no se detiene. Sueña con ampliar su negocio y transmitir sus conocimientos: “En el futuro, cuando pueda expandirme, enseñaré a otras personas a hacer jabón”.
Su historia refleja el efecto multiplicador del proyecto: cuando una mujer se empodera, toda la comunidad avanza. Y su mensaje para otras mujeres es claro: “Aprende una habilidad para que puedas ganarte la vida, en lugar de depender de un hombre para comer”.


