Voces para cambiar el mundo

Anochece en Santa Elena, Ecuador. La calle está repleta de niños y niñas jugando, varias vecinas comparten historias y risas mientras los comerciantes apuran para vender las últimas comandas del día. Y entre el bullicio del barrio se erige con fuerza la voz de Doménica acompañada por los acordes de su guitarra: “No más violencia, derechos hacer cumplir, que nos parte el corazón de ver cada día que cuerpos en tierra por golpes y ofensas…”

A sus 16 años, Doménica ha decidido alzar la voz contra la violencia: “Para que lo que me pasó a mí no le vuelva a pasar a nadie más”. Con tan sólo cuatro años se vio expuesta a abusos y maltrato psicológico. “Las niñas estamos más indefensas. Cuando eres pequeña no te das cuenta pero con el transcurso del tiempo puedes ver que algo no es normal… Primero es más fácil hablar con las amigas”, explica.

Canta lo que ha vivido, una mirada cercana y certera sobre la realidad que viven las niñas en Ecuador y que se repite en tantos rincones del planeta. Una de cada dos agresiones sexuales en el mundo las sufren niñas menores de 16 años.

“Si hay alguna niña que haya pasado por lo que yo, le diría que no es el fin, que hay que adquirir valores, y que todas las niñas podemos hacer aquello con lo que soñamos: bailar, cantar, pintar… Puedes ser libre”, afirma Doménica.

Derrocha fortaleza, ilusión y pasión pero no siempre se sintió así. Cuenta que hubo un tiempo en el que no podía mirar a nadie porque pensaba que no les caía bien. Un día participó en un taller de teatro organizado por Plan International y descubrió que a través de la música podía liberar todo el poder que llevaba dentro. “Tengo amigos y amigas que han pasado por la misma situación. Las canciones son una manera de transmitir a otros niños y niñas que no es tu culpa… Porque te sientes sucia”, comenta.

Desde entonces participa en Cantos de Niñas, una iniciativa desarrollada por Plan International en Ecuador que busca acabar con la discriminación a través del arte como herramienta comunicacional.

Niñas de once provincias de Ecuador escriben canciones con el fin de reflejar, a través de la música, su propia problemática: cuáles son las barreras que les impiden alcanzar sus sueños. De esta forma, Cantos de Niñas pretende ser un instrumento para crear conciencia sobre la importancia de hacer valer los derechos de las niñas y adolescentes para que desarrollen todo su potencial.

 “La vinculación con Plan International fue algo muy bonito… Cuando me propusieron participar en Cantos de Niñas y grabar un disco compuse “No más violencia” y muchos jóvenes de muchos colegios se sintieron identificados”, expone Doménica, y añade enérgica: “Es un método increíble para concienciar. Así que después grabamos “Yo no quiero esto” dentro de la campaña de prevención de embarazo”.

Las palabras de las niñas, en su frescura y veracidad, plantean importantes retos. Todavía queda un largo camino por recorrer para acabar con la desigualdad que sufren millones de niñas y mujeres en todo el mundo. La violencia contra las niñas y la violencia sexual han sido identificadas como uno de los principales obstáculos a los que las niñas se enfrentan a la hora de continuar con su educación.

A pesar de años de legislación y de campañas contra la violencia ejercida contra la mujer y las niñas sigue estando generalizada, sin entender de geografía, edad, raza o clase social.

Plan International trabaja en más de 70 países para que se cumpla el derecho de todos los niños, niñas y jóvenes a la protección frente al abuso, el abandono, la explotación y la violencia con el objetivo de garantizar la seguridad y protección de la infancia en todos los ámbitos de la vida.

En los países en desarrollo existe un potencial de 500 millones de niñas, adolescentes y mujeres que podrían y deberían jugar un papel crucial en el desarrollo económico y social de la próxima generación, pero no tienen las oportunidades para acceder a la educación o involucrarse en actividades económicas que les ayuden a tener un futuro digno.

Esta iniciativa de Plan International empodera a las niñas como agentes de cambio. A través de su música demuestran al mundo que las niñas pueden cantar, pueden reír y pueden hacer todo aquello que se propongan.

Las niñas de hoy son las mujeres de mañana. La discriminación empieza en la infancia. Es necesario romper los estereotipos machistas para que las niñas puedan crecer un entorno más justo y respetuoso desde la infancia.

Sólo así podremos alcanzar la igualdad de género y poner fin a todas las formas de discriminación para 2030 tal y como establecen los Objetivos de desarrollo Sostenible aprobados por Naciones Unidas. 

Como versan los Cantos de Niñas: “No más a la desigualdad… Por Ser Niña quiero aprender a vivir la vida y a ser feliz”.