Sudán del Sur: No queremos que nuestros hijos crezcan con miedo

La crisis de Sudán del Sur se ha llamado una crisis de la infancia, ya que las cifras oficiales estiman que en la actualidad aproximadamente el 70% de los refugiados sursudaneses son menores de 18 años. Cinco años después de su independencia, el país más joven del mundo continúa lidiando con su compleja historia y un futuro incierto.

Por Daniel Muchena, Director de Plan International en Sudán del Sur

Conseguimos la independencia de Sudán del Sur el 9 de Julio de 2011 fruto de un acuerdo firmado en 2005, poniendo fin a la guerra civil más larga de África. Aun así, cinco años después, la violencia no ha cesado y nuestro país sigue en lucha.

El reciente estallido de violencia, que ha dejado numerosos muertos, pone de manifiesto lo frágil que es la paz en Sudán del Sur. Por desgracia, son los niños y niñas los que más sufren. 

En situaciones de conflicto, existen graves violaciones de los derechos de los niños y niñas – especialmente su derecho a la educación, a la salud y protección, así como a su participación en la toma de decisiones que afectan a sus vidas.

Nuevo brote de violencia

El 53% de la población sursudanesa es menor de edad. Debido al conflicto, la mayoría de ellos han dejado la escuela, se estima que 400 000 niños y niñas han abandonado el colegio, y, según los informes, de 9000 a 15 000 son niños soldado.

Las niñas y las mujeres jóvenes han sido las mayores víctimas de la violencia. Muchas han sufrido violaciones y ataques a raíz del último conflicto. Los riesgos del matrimonio infantil, los trabajos forzosos y el reclutamiento para grupos armados son muy elevados para los niños y niñas de nuestro país. Por otra parte, existen motivos para preocuparse por la salud y el bienestar de la infancia.

La provisión de servicios de atención sanitaria se ha visto afectada, lo que en consecuencia afecta negativamente a la provisión de atención médica de calidad esencial para niños y niñas. Además, existe una posibilidad de propagación de enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera, debido a los limitados suministros de agua fresca. 

Como director de Plan International en Sudán del Sur, visito las comunidades con regularidad. La gente con la que hablo valora la independencia - pero han visto que supone un precio muy elevado.

Children who have fled the violence in South Sudan

Muchos de los recursos gubernamentales se han agotado debido al conflicto armado. Gran parte de los fondos procedentes de donaciones desde diciembre de 2013 se han canalizado a intervenciones de seguridad, dejando muy poco para la ayuda al desarrollo. 

En Plan International participamos en las iniciativas para buscar soluciones que protejan la vida de los niños y niñas afectados por los enfrentamientos, y distribuimos materiales de supervivencia en las zonas de conflicto de los estados de Lagos y Junqali, incluyendo asistencia alimentaria y ayudas para la agricultura.

En los últimos tres años, hemos proporcionado educación y apoyo psicosocial a los niños y niñas de las zonas en conflicto para que aprendan a lidiar y superar la violencia de la que son testigos y recuperen cierta normalidad en los Espacios Amigos de la Infancia de Plan International, donde pueden jugar y relacionarse con otros niños y niñas. Estamos desarrollando programas de educación para niños soldados que han perdido años de escuela por diferentes motivos, incluidos los desplazamientos y la violencia.

En los estados más estables de Equatoria Central y Oriental, trabajamos para proporcionar apoyo educativo, medios de subsistencia, formación en reducción de riesgo de desastres y protección de la infancia.  

Pese a que la crisis humanitaria y de refugiados no es ninguna novedad en Sudán del Sur, no puedo dejar de hacer hincapié en que son los niños y las niñas quienes más sufren en estas circunstancias. Sus necesidades en educación, protección y atención psicosocial han de estar en el centro de todos nuestros esfuerzos de recuperación, y la violencia debe terminar. 

Los niños y niñas de Sudán del Sur tienen los ojos puestos en sus líderes, los gobiernos y la comunidad internacional. Quieren una nación donde puedan aprender, liderar, decidir y prosperar. Tenemos que hacer realidad este sueño.