Cuando Riet recuerda su primer embarazo, confiesa que no acudió al centro de salud para recibir atención prenatal. Como muchas mujeres de su comunidad indígena Kavet, en la provincia de Rattanakiri, al noreste de Camboya, siguió los consejos que se transmiten tradicionalmente de generación en generación.
“No podía comer huevos, cocos ni bagre, pero sí podía beber vino. Tenía antojo de huevos, pero los evitaba por el bien del bebé”, cuenta Riet, de 30 años. También rechazó los suplementos de hierro por miedo a que el bebé creciera demasiado y el parto fuera más difícil.
Cuando comenzó el trabajo de parto, una partera sin formación esperó pasivamente a que el bebé naciera. “Sentía mucho dolor, no tenía fuerzas. Me decían que esperara y empujara. Me asusté y pensé que estábamos en peligro”, recuerda.
Ante la emergencia, su esposo Sothith decidió llevarla en moto al centro de salud, a ocho kilómetros. Por fortuna, llegaron a tiempo y una comadrona profesional la ayudó a dar a luz con seguridad. “Me alegré tanto al escuchar el llanto de mi bebé”, dice Sothith. “Estoy muy agradecido con la comadrona”.
Antes de regresar a casa, la profesional les explicó la importancia de dar a luz en centros de salud, planificar los embarazos, vacunar a los bebés y acudir a los controles postnatales. Siguiendo sus recomendaciones, Riet amamantó a su hijo durante tres años y se aseguró de que recibiera todas las vacunas.
Gracias al apoyo de Plan International y su socio local Bandos Koma, el centro de salud ha mejorado la atención prenatal y postnatal. Además, se trabaja para prevenir la desnutrición infantil y promover una alimentación adecuada para mujeres embarazadas y lactantes.
Riet y su esposo —quienes nunca fueron a la escuela o la abandonaron muy temprano— viven del cultivo de arroz y la recolección en el bosque. Hoy, embarazada de su segundo hijo, Riet ya ha asistido a cuatro controles médicos y sigue las recomendaciones al pie de la letra. “Quiero que mi bebé nazca sano. No falto nunca a mis citas con la comadrona”, afirma.
Ahora sabe que debe comer variado, evitar el alcohol y el tabaco, controlar su peso y acudir al médico ante cualquier síntoma. “Ya hemos preparado todo para recibir a nuestro bebé en el centro de salud”, dice con una sonrisa. “Agradezco a mi esposo por cuidarnos tanto, y a la comadrona por su apoyo y consejos”.
Riet ya no teme al parto. Hoy se siente acompañada, segura y lista para dar a luz con dignidad.