Nyalat es miembro activa de un club de adolescentes y está determinada a terminar con el matrimonio infantil y la violencia doméstica en el campamento.
Nyalat de 15 años huyó de Sudan del Sur junto con su hermana menor y ahora viven las dos juntas en un campamento de refugiados en Etiopia. Nyalat es miembro activa de un club de adolescentes y está determinada a terminar con el matrimonio infantil y la violencia doméstica en el campamento.
Nyalat recuerda perfectamente el día que se encontraba estudiando en su escuela primaria, en el estado de Malakai, cuando varios hombres ingresaron de manera violenta a las instalaciones y quemaron todas las aulas. “Después de eso dejamos de ir a la escuela”, explica Nyalat.
Sudan del Sur, es el país más nuevo del mundo. Ha sido marcado por una guerra civil devastadora que lleva más de cuatro años, en la que 10 mil personas han muerto y aproximadamente 4 millones han sido desplazadas. Además, su economía ha sido gravemente afectada.
El día que la aldea de Nyalat fue atacada por rebeldes armados, en noviembre de 2016, ella huyó al bosque junto a su hermana de 6 años y su familia tomó otra dirección. Así que a los 13 años Nyalat se encontró sola en una zona de conflicto y con la responsabilidad de cuidar de su hermana menor.
“Había disparos y cuerpos muertos en todos lados. Mujeres y niñas fueron secuestradas y violadas, fue muy difícil para nosotras sobrevivir esa situación tan horrible”. Cuenta Nyalat. Después de caminar hasta la frontera de Etiopia, Nyalat y su hermana ingresaron temporalmente a un centro para personas como ella, que huyen de la violencia en Sudán del Sur.
Con la ayuda de la Agencia de Refugiados de Naciones Unidas, fueron reubicadas a un campamento en la región de Gambella, Etiopia donde viven en una casa de acogida con una familia. La alta cantidad de personas y el poco espacio han ocasionado problemas en el campamento.
“Aquí las niñas enfrentan varios desafíos, no podemos ir a la escuela y nos obligan a realizar trabajos domésticos para todo el mundo. Durante la menstruación, nos aíslan de todo y sin comida. Peor aún, existen violaciones y secuestros dentro del campamento que han causado que las niñas nos sintamos muy inseguras.” Expresa Nyalat.
Aquí las niñas enfrentan varios desafíos, no podemos ir a la escuela y nos obligan a realizar trabajos domésticos para todo el mundo.
Estamos trabajando para que se garantice el derecho a la educación y protección de los niños y niñas dentro del campamento y programas para jóvenes como el de Nyalat han sido fundamentales. Después del entrenamiento en el club, Nyalat se siente más segura y ha tomado el papel de educar a otras niñas sobre salud sexual, violencia doméstica y tradiciones dañinas como es el matrimonio infantil.
“A parte de un espacio para el debate, también hemos creado un espacio para actividades recreacionales, junto con entrenamientos, demostraciones y talleres sobre competencias básicas” dice Nyalat.
Como parte del programa se están entregando kits de higiene con jabón y compresas a las chicas adolescentes que viven en el campamento, para que de esta manera cuiden de su higiene personal.
Nyalat espera cumplir su ambición de convertirse en doctora en cuanto pueda volver a estudiar. Actualmente, está haciendo el cuarto grado en la escuela primaria en el campamento. “Mi vida ha mejorado mucho, echo de menos mi casa y mi familia, pero vivir en este campamento me ha dado esperanza de que existe una vida después del conflicto” cuenta esta joven activista.