Cómo ayudamos a garantizar 2.500 millones de euros para las niñas más vulnerables del mundo

Después de dos años de campaña previa a la cumbre del G7 en Canadá, se consiguió que la educación de las niñas y jóvenes en situaciones de emergencia llegara a la agenda de los líderes mundiales.





Este verano, Plan International se anotó un tanto después de casi dos años de campañas y trabajo de influencia política como antesala a la Cumbre del G7 2018 en Canadá. La educación de las niñas y jóvenes en contextos de emergencia se coló en la agenda de los líderes —aunque nunca había sido priorizada por el G7— y derivó en la Declaración de Charlevoix sobre la Educación de Calidad para las Niñas, Adolescentes y Mujeres en Países en Desarrollo.

Las y los activistas incluso consiguieron un compromiso financiero de tres veces lo que solicitamos, estableciendo un claro camino de actuación de los gobiernos respecto a las niñas y la infancia en general en las regiones más vulnerables del mundo.

El primer compromiso del mundo por las niñas en emergencias

La declaración de Charlevoix es importante por varios motivos: representa el primer compromiso de los líderes de los mayores donantes internacionales en el G7 de 2018 fue el de cerrar la brecha en el acceso a la educación en conflictos y emergencias para refugiados y desplazados, tanto dentro como fuera de los campamentos.

Esta es la primera vez que los líderes del G7 firman su compromiso, respaldado por recursos significativos, de abordar los retos de desarrollo en crisis humanitarias a través de la educación de la infancia más vulnerable, particularmente de las niñas. Además, se incluyó el compromiso de promover activamente la igualdad de género a través de distintas intervenciones en la misma línea de las recomendaciones de nuestra alianza global.

Pero estos compromisos no fueron fáciles de conseguir.

Para hacerlo, fue necesario un enfoque pragmático en el trabajo de influencia política que produzca las condiciones necesarias para una decisión política de peso. Nuestro punto de partida fue preguntarnos: ¿qué puede hacer el G7, como una organización poderosa pero no representativa, para sacar este tema de la oscuridad y convertirlo en una bandera?, ¿Qué progresos concretos se pueden conseguir para las mujeres y las niñas en esta cumbre?





El apoyo de un primer ministro feminista

Cuando el primer ministro de Canadá, el autodeclarado feminista Justin Trudeau, anunció que asumiría personalmente el papel de ministro de la Juventud, se presentó una oportunidad sin precedentes para poner a las niñas en el centro de la agenda canadiense y como país huésped de la Cumbre del G7 2018 en Charlevoix, Quebec, esa oportunidad se hizo global: llevar una voz joven y feminista a uno de los foros más importantes del mundo.

Considerando esto, nuestra petición fue proporcionalmente ambiciosa. La generación actual de jóvenes es la más numerosa de la historia, con brotes desproporcionados de crecimiento particularmente en regiones inestables o en conflicto. Así que lo que pedimos fue cambiar el marco anterior de exclusión y amenaza por uno de oportunidades e inclusión para romper el círculo de la pobreza, la desigualdad y la violencia en las próximas décadas.

La declaración de Charlevoix representa el primer compromiso de los mayores donantes internacionales  de cerrar la brecha en el acceso a la educación en conflictos y emergencias para refugiados y desplazados

Al colocar la igualdad de género en el centro de nuestros esfuerzos, mostramos la urgencia de que el empoderamiento femenino comience a la edad más temprana posible y en las comunidades más vulnerables, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. Las investigaciones hechas por Plan International durante más de una década para el Informe Anual sobre la Situación de las Niñas en el Mundo respaldan nuestros esfuerzos. Presentan evidencias claras de una doble discriminación, por género y edad, que sumada al resto de factores propios de su situación, convierte a las niñas y jóvenes que viven en contextos conflictivos en uno de los colectivos más vulnerables, pero, a la vez, con mayor potencial.

Sin embargo, Charlevoix solo fue el primer paso.

Ellas plantaron cara… Y obtuvieron resultados

Cuando los ministros de Desarrollo y Finanzas se reunieron en Whistler, British Columbia, antes de la reunión de líderes del G7 en Charlevoix, Plan International trajo a seis adolescentes de todo el mundo para que sienten en la mesa en que se toman realmente las decisiones y planteen sus peticiones y propuestas. Ellas plantaron cara y los ministros respondieron con (un) el compromiso de buscar un nuevo enfoque de desarrollo centrado en darles poder, voz y opciones de futuro a las chicas.

Detrás de los titulares y todo el ruido que genera una reunión como el G7, el mundo no pudo ver la historia de cómo las activistas, las organizaciones de infancia y los defensores de la igualdad de género consiguieron que se liberara una nueva fuerza imparable: la de millones de niñas y jóvenes decididas a cambiar el mundo.