Trabajamos con las comunidades para poner fin a la Mutilación Genital Femenina. Gracias a este proyecto, los niños y los hombres se están involucrando para proteger a las niñas de esta práctica dañina.
“Mis padres prometieron que mi hermana pequeña no sufrirá la Mutilación Genital Femenina”, Alemayehu, 14, estudiante
Alemayehu, de 14 años, es miembro de un club de niños apoyado por Plan International ©Meeri Koutaniemi
“Participo en un club de chicos apoyado por Plan International. En las reuniones hablamos sobre estas prácticas nocivas y luego trasmitimos las ideas a nuestros amigos.
Antes de unirme al club no sabía mucho sobre la mutilación genital femenina (MGF), solo me sonaba que era algo que había que hacer, aunque podía causar dificultades durante el parto.
Tengo cuatro hermanas mayores. Una de ellas tuvo tantas complicaciones a la hora de dar a luz que estuvo a punto de morir. La misma persona practicó la mutilación a todas mis hermanas mayores siguiendo un rito tradicional.
Muchas veces me siento raro hablando sobre la MGF porque soy un chico. Antes era algo inaceptable y todo el tema era un tabú. Lo que me da valor para hacerlo es la idea de que, si los chicos nos quedamos callados, nuestras hermanas y amigas puedes morir.
Desde que empecé a hablar sobre la MGF, mis padres han hecho caso a mis palabras y han cambiado su opinión sobre el tema. Se arrepienten de lo que hicieron y prometen que mi hermana pequeña no será mutilada”.
Desde que conoce la realidad de la MGF, Alemayehu no espera casarse con una chica que haya sido sometida a esta práctica.
“Ojalá mi mujer y nuestras hijas no hubieran sido mutiladas” – SHALAMO SHANANA, 65, granjero
Shalamo Shanana, de 65 años, es un granjero que descubrió los peligros de la MGF gracias a Plan International ©Meeri Koutaniemi
“Cuando Plan International comenzó su proyecto sobre MGF en nuestra comunidad, estuve en contra. Me molestaba que personas desconocidas vinieran a nuestro pueblo y dijeran que nuestras tradiciones son dañinas.
Mantuve esta postura durante más de un año, pero poco a poco empecé a darme cuenta de que tenían razón. Al conocer historias reales sobre las consecuencias de la MGF, no podía seguir aceptando que se practicara.
Tengo 3 hijas. A los 12 años fueron mutiladas y a los 18 se casaron, porque yo siempre di por sentado que la mutilación era algo necesario para las niñas, que si no hubiesen pasado por la MGF, serían rechazadas por la comunidad, serían tratadas sin respeto y ningún hombre las aceptaría como esposas. Mi mujer también había sufrido la MGF.
Ahora me doy cuenta de que ojalá mi mujer y nuestras hijas no hubiesen sido mutiladas. Tengo tres nietas, y no permitiré que sufran la MGF. Quiero difundir información sobre este tema para proteger también a otras niñas de la comunidad”.
“QUIERO SER UN EJEMPLO DE CAMBIO” – ABEBE DONA, 45, JEFE DEL PUEBLO
El jefe de pueblo Abebe Dona, de 45 años de edad, se siente feliz de que el proyecto de bienestar de la infancia haya llegado a su comunidad ©Meeri Koutaniemi
“Cuando Plan International empezó su proyecto, estábamos en contra de que se cuestionaran nuestras tradiciones. Pero, como líder de la comunidad, tuve que participar en el debate.
Muy pronto entendí que muchas de nuestras tradiciones, como la MGF, el matrimonio infantil o los castigos físicos, no son buenas. Decidí convertirme en un ejemplo de cambio.
Tanto mi mujer como mis dos hijas fueron sometidas a la MGF y todas han tenido graves complicaciones durante el parto. Solo entendí que era una de las consecuencias de la MGF después de asistir a los talleres de Plan International.
Mi esposa sufre de dolor de espalda debido a los daños producidos por la MGF y el parto. Muchas veces, le cuesta llevar a cabo actividades cotidianas.Si hubiera sido consciente de las consecuencias de la MGF, no habría permitido que mis hijas la sufrieran.
Estoy feliz de que el proyecto llegara a nuestro pueblo. Nuestra comunidad ha mejorado”.