Centroamérica se enfrenta a una situación alarmante debido al impacto de los huracanes Eta e Iota

Iota, un huracán de categoría 5, la máxima en la escala Saffir Simpson, tocó tierra el lunes 16 de noviembre, apenas dos semanas después de que el huracán Eta dejara a 4,3 millones de personas en Nicaragua, Honduras y Guatemala en necesidad urgente de asistencia humanitaria.









Ambos fenómenos han golpeado con fuerza, causando grandes destrozos y dejando miles de hogares destruidos, personas desaparecidas, árboles caídos, inundaciones, tejados arrancados, postes de electricidad derruidos, y desprendimientos, entre otros efectos devastadores, principalmente en la costa atlántica de Nicaragua y Honduras, así como buena parte de Guatemala. 

Iota y Eta han agravado la crisis humanitaria que ya atravesaban estos tres países centroamericanos antes de que estallara la emergencia sanitaria por la pandemia de la COVID-19. 

Testimonios

Darci, 16, Nicaragua



Eta tocó tierra en Nicaragua el miércoles 4 de noviembre como un huracán de categoría 4, destruyendo el distrito de Bilwi, una ciudad en la costa del Mar Caribe de Nicaragua, donde vive Darci, una niña miskita de 16 años. 

“Sentí que mi casa se movía, miré hacia arriba mientras el techo se desprendía; tenía miedo de nos pasara a algo a mi familia y a mí, que un árbol cayera sobre nosotros o que mi casa se inundara por las fuertes lluvias. Por eso, corrimos hacia el refugio”, nos cuenta Darci.

“Después del huracán, hubo familias que volvieron a sus casas, pero cuando llegaron, se dieron cuenta de que ya no tenían casa, ni ropa, así que volvieron al refugio”, dice la prima de Darci, Norca, que se aloja en el mismo refugio.

En este momento, una de las mayores preocupaciones de Darci es no poder continuar con sus estudios. Está en quinto de secundaria y ahora no sabe si podrá volver a clase, porque su escuela se ha inundado y su familia no tiene dinero para que la joven pueda ir a otra.

Ana, 17, Honduras



“En realidad nadie estaba preparado para esta situación. Las inundaciones han afectado mucho la zona de La Lima, incluida mi familia. El momento que vivimos y todo lo que hemos pasado ha sido muy catastrófico… dejar nuestras casas, nuestras pertenencias, dejar a mis gatos; eso es lo que más me duele”.

Este es el testimonio de Ana, una joven de 17 años que vive en el departamento de Cortés, una de las zonas afectadas por el huracán ETA, que dejó fuertes inundaciones y zonas destruidas tras su paso.

“El nivel del agua subía cada vez más rápido, y entonces, tuvimos que subir al tejado de un edificio. Éramos alrededor de 400 personas allí arriba y el techo no tenía la capacidad de aguantar a tanta gente, en cualquier momento se podría haber caído. Fue un desastre, pasamos dos días ahí; por la noche, pasamos un frío terrible, y, durante el día, hacía mucho calor y allí no había agua potable”.

Este testimonio fue recogido cuando se acababa de alertar a la población de Honduras del paso IOTA, el segundo huracán en impactando el país en apenas 15 días, algo que Ana describe como “terrorífico” para ella después de haber vivido esta dura experiencia que nos relata.

Respuesta Plan International





Nuestros equipos de respuesta a estas emergencias ya están trabajando sobre el terreno en los tres países para llegar de forma urgente a los niños, niñas y comunidades más afectadas. Estamos distribuyendo agua potable, alimentos, kits de higiene, compresas sanitarias, kits de juego y materiales básicos como mascarillas y gel hidroalcohólico para evitar la propagación de la COVID-19.
 
Además, con el fin de que los niños y las niñas estén protegidos a nivel físico y emocional, estamos ofreciendo servicios de protección infantil, donde también les enseñamos a detectar casos de abuso en los refugios, así como información adaptada a la infancia sobre cómo prevenir la propagación del coronavirus.
 
Hasta el momento, nuestra respuesta a alcanzado directamente a 26.100 niños, niñas y familias de Honduras, Guatemala y Nicaragua.