"Todavía no quiero casarme, tener hijos ni responsabilidades"

"Si no fuera por Plan International, ahora tendría hijos y muchísimas responsabilidades que no puedo asumir", dice Amany, de 17 años, a quien su familia decidió casar cuando solo tenía 15 años. En cambio, la joven se ha graduado recientemente en la universidad agrícola, algo que parecía imposible hace un par de años.









Cuando en 2017 empezamos a trabajar en la comunidad de Amany, ubicada en el Alto Egipto, la joven cursaba secundaria y pensaba que su única opción en el futuro era casarse. En su comunidad, la mayoría de las niñas dejan sus estudios a una edad muy temprana para casarse, sin saber que esto es, en realidad, va en contra de la ley.

El 17% de las chicas en Egipto se casan antes de cumplir 18 años, y el 2%, antes de los 15. El matrimonio infantil es una práctica especialmente común en el Alto Egipto, una zona rural con altos niveles de pobreza y bajos niveles de alfabetización.

“Todo lo relacionado con el compromiso, sus problemas y responsabilidades, me distraían de estudiar, y eso se reflejaba en mis notas” nos dice Amany. Al no tener buenas notas, Amany no pudo pasar a secundaria, pero, como estaba decidida a continuar sus estudios, se inscribió en un curso de agricultura, a pesar de que su prometido no estaba de acuerdo con esta decisión.

Amany también comenzó a asistir a seminarios, talleres y actividades dirigidos por algunos socios de Plan International en la comunidad, lo que le ha servido para tener un mejor conocimiento de sus derechos. En muy poco tiempo, la joven se dio cuenta de que casarse siendo una niña era un error y, lo que es más importante, que podía decidir cómo vivir su vida y no someterse a los deseos de su familia.

“Sabía que un matrimonio prematuro sería peligroso para mi vida, y, además, ¿cómo voy a criar a un niño cuando yo misma soy una niña?”, se pregunta Amany.

No quiero cumplir 18 años casada, con hijos y responsabilidades; quiero empezar los 18 viajando y estudiando

Amany habló con su familia y consiguió convencerles a todos de que cancelaran el matrimonio que le habían concertado. “Al principio, mi familia estaba totalmente en contra de mi decisión, pero después de insistir mucho, se dieron cuenta de que era lo que realmente quería”.

Nuestro trabajo y actividades para defender los derechos de la infancia y la igualdad de las niñas sirvieron para que Amany se diera cuenta de que había más opciones aparte del matrimonio, empezara a ver el mundo desde otra perspectiva y a centrarse en un futuro más allá del matrimonio y del embarazo adolescente.

“Me encantaba la escuela, era una de las chicas más inteligentes de mi clase, participaba en muchas actividades diferentes y mis profesores confiaban en mí”, dice Amany que ahora planea ir a la universidad, a pesar de que su padre y su hermano no están de acuerdo. Sy madre, por el contrario, la está apoyando mucho en todas sus decisiones.

“Mi madre me dijo que me iba a apoyar para que sea lo que yo quiera ser, y que no tenga en cuenta la opinión de la gente porque no vivirán mi vida”, nos cuenta Amany.

“Quiero ser independiente y tener la oportunidad de disfrutar la vida. No quiero cumplir 18 años casada, con hijos y responsabilidades; quiero empezar los 18 viajando y estudiando”.