Tras finalizar la escuela secundaria en 2017, Aïcha, de 22 años, quería continuar sus estudios en la universidad, pero, como era la mayor de seis hermanos en una familia de agricultores de la región central de Togo, le resultaba imposible conseguir los recursos para pagarlos.
Cuando le rechazaron una beca para ser matrona, su futuro parecía poco prometedor, sobre todo cuando su madre empezó a presionarla para que aceptara un trabajo como empleada doméstica en Lomé, capital de Togo.
“Mi mujer quería que Aïcha trabajara como empleada doméstica en Lomé en casa de uno de sus conocidos. Mi hija estaba muy triste y se pasaba horas llorando, pero su madre seguía amenazando con aceptar una oferta de trabajo como empleada doméstica para ella”, explica el padre de Aïcha.
En Togo, muchas niñas y jóvenes que trabajan como empleadas domésticas en casas particulares están sometidas a condiciones abusivas. Como cada vez hay más familias que buscan trabajadoras domésticas en Lomé, las niñas de los pueblos son engañadas para mudarse a la ciudad. Una vez allí, están expuestas a las peores formas de abuso. No hay nadie que las proteja, por lo que el trabajo doméstico en el país es muy peligroso.
Como es una antigua niña apadrinada por Plan International, Aïcha fue invitada a participar en un curso de formación profesional de nuestra organización que se compromete a garantizar que los niños y niñas que han formado parte de nuestro programa de apadrinamiento reciban el apoyo necesario para acceder al mercado laboral.
Después de asistir a la sesión inicial, Aïcha decidió aprender avicultura, una opción poco común para una mujer en Togo, donde la agricultura y la ganadería son consideradas profesiones masculinas. A pesar de la oposición de su familia, Aïcha estaba decidida a convertirse en una empresaria de éxito.
“Me aceptaron en este curso después de haber pasado dos años en casa. Elegí formarme en avicultura. Desde el momento en que decidí ser criadora de aves, recibí críticas, pero superé todo eso y me armé de valor para llegar hasta donde estoy hoy”, dice Aïcha.
Los estereotipos, discriminación y la desigualdad de género impiden, a menudo, que las niñas adquieran las habilidades que necesitan para acceder a un trabajo decente y romper el círculo de la pobreza. Cuando las niñas y las mujeres adquieren las habilidades que necesitan para desarrollar su carrera profesional, pueden mantenerse a sí mismas, a sus familias y a sus comunidades.
Al finalizar la formación, Aïcha recibió un kit para ayudarle a empezar su negocio que incluía 250 pollitos, vacunas, un comedero, una carretilla y materiales para construir un gallinero. Tras cinco meses, Aïcha tiene ahora 230 gallinas que ponen huevos.
“No tengo palabras para agradecer a Plan International, porque sin su apoyo, hoy estaría trabajando como empleada doméstica o quizás ya estaría casada. Hoy, más que nunca, entiendo la importancia del apadrinamiento”, dice Aïcha.
Cuando le preguntamos por sus aspiraciones para el futuro, Aïcha nos dice: “Quiero convertirme en la principal proveedora de productos proteicos de mi zona. Espero poder distribuir algún día productos ecológicos a granel”.