Si eres padre o madre, seguro que uno de tus objetivos es que tus hijos e hijas sean personas solidarias, empáticas y generosas que se esfuerzan para hacer del mundo un lugar mejor. Pero, ¿cómo convertir algo tan abstracto como la solidaridad en algo tangible, atractivo e, incluso, divertido?
A continuación, te contamos cuatro razones por las que apadrinar puede ser la respuesta a esta pregunta.
- Cambia vidas
No es exagerado decir que el apadrinamiento cambia vidas. Solo hay que preguntarle a Fate, quien fue, en su día, una niña apadrinada en Camerún y ahora es madrina de dos niños.
Fate aún recuerda la alegría que sentía cuando recibía las cartas de su padrino. Las guardaba como un tesoro y releía las palabras de ánimo cuando necesitaba inspiración. “Mi madrina me inspiró a cuidar de personas que nunca había conocido”, cuenta Fate. “Me sentí querida e ilusionada; todos los niños y niñas deberían sentir lo mismo”. Gracias al apadrinamiento, Fate fue a la universidad. Hoy trabaja como enfermera, una profesión que eligió porque le encanta ayudar a los demás.
- Es algo personal
A veces, a los niños y niñas de países desarrollados les resulta difícil hacerse a la idea de que hay millones de personas que no tienen acceso a agua potable, alimentos o a una educación.
El apadrinamiento es una oportunidad para que tu hijo/a entable una amistad con un niño del otro lado del mundo, como Layza, de Brasil, a quien le encanta jugar al fútbol.
Tu experiencia puede ser totalmente interactiva desde el primer momento ya que, junto con tu familia, puedes elegir el país del niño o niña que vas a apadrinar. Cada año, recibirás actualizaciones y nuevas fotos para colgar en tu nevera. Tu apadrinado crecerá a la vez que tu hijo/a.
- Es divertido y educativo
Vivimos en un mundo en el que siempre estamos ocupados y en el que recibir cartas manuscritas es poco frecuente, por lo que esta experiencia es aún más emocionante. ¿Y si tu hijo/a recibe una carta de un amigo lejano?
El apadrinamiento es una forma diferente para que tu hijo/a aprenda sobre diferentes culturas, lo que le ayudará a desarrollar empatía y sensibilidad hacia problemas que, en principio, son ajenos a ellos.
Este es el caso de Ryan, quien ha mantenido correspondencia a lo largo de los años con Denn, de Filipinas, el niño apadrinado por su familia. Cuando tenía 13 años, Ryan nos contó sobre su amistad con Denn y nos compartió algunas de las cosas que tienen en común: son de la misma edad, tienen hermanas y a ambos les gusta jugar con Lego, pero también tienen diferencias importantes como que Denn trabaja desde hace tiempo para apoyar a su familia económicamente.
“He aprendido a valorar las cosas que tengo”, dice Ryan. “Como mi teléfono, mi cama o la posibilidad de llegar a casa y relajarme, en lugar de tener que ir a trabajar”.
- Es una experiencia que abre los ojos
Nuestra visión del mundo está formada por nuestras experiencias: los lugares que visitamos, la gente que conocemos, etc. Viajar y conocer otras culturas de primera mano no siempre es una opción, y mucho menos ahora. Entonces, ¿qué podemos hacer para que los niños y niñas amplíen su visión del mundo?
Roberta lo tiene claro: apadrinar. Siempre supo que quería compartir esta experiencia con su hija, Catherine. Juntas, han apadrinado a varias niñas a lo largo de los años. “Creo que con el paso de los años se ha convertido en una parte fundamental de lo que soy” explica Catherine, quien viajó a Kenia, el país de donde era la primera niña que apadrinó junto con su madre. “El compromiso con las mujeres y las niñas es fundamental para mí. Empoderarlas; defender a los menos favorecidos”. A día de hoy, Catherine planea continuar esta tradición con sus propios hijos algún día.
