Hasta que el Gobierno de Zambia decretó el confinamiento, Cynthia*, de 15 años, era la típica estudiante que iba todos los días a clase. Pero, cuando sus padres perdieron su trabajo y se tuvo que encerrar en casa todo el día, Cynthia sintió que no tenía otra opción que casarse.
“Decidí casarme con un chico de Malaui que trabajaba en una granja porque quería que alguien me ayudara a comprar ropa, comida, sopa, cremas u otros básicos”, explica Cynthia.
Con solo 8 años, Cynthia ya estaba prometida con un chico de 22 años. Cuando estalló la pandemia, la joven dejó su hogar para mudarse con él al vecino Malaui.
“Cynthia no es la única niña que ha tenido que casarse por la pandemia. Otra chica del pueblo de al lado también se ha casado”, cuenta la madre de Cynthia, quien no puede trabajar porque los mercados estén cerrados.
“Estas niñas no tienen nada que hacer desde que no pueden ir a la escuela, a la iglesia o a cualquier otra actividad social. No tenemos dinero porque todo es muy caro y nuestros pequeños negocios no nos dan lo suficiente”.
Con el aumento de matrimonios infantiles debido al cierre de las escuelas, la inseguridad alimentaria y la incertidumbre económica provocada por la pandemia, desde Plan International estamos trabajando con el Gobierno para que las normativas protejan a las niñas de matrimonios infantiles durante la pandemia.
“La falta de ingresos y el cierre de las escuelas están impidiendo que las familias accedan a los artículos básicos necesarios, así como a información para tomar buenas decisiones. Se necesitan esfuerzos rápidos y coordinados para ayudar a las niñas a salir adelante tras la crisis provocada por la pandemia”, explica Richard Kalyata, director de la Unidad de Programas de la Provincia Oriental.
Los padres de Cynthia han conseguido localizar a su hija en Malaui y llevarla de vuelta a casa, pero solo de forma temporal. “Cuando el chico realice el pago de la dote, ella volverá con su marido”, dice el padre de Cynthia.
Cynthia no cree que vaya a volver a la escuela, que lleva cerrada desde marzo. “Han pasado meses desde que la escuela cerró y no sé cuándo reabrirá. No creo que vuelva. Me reuniré con mi marido cuando haya pagado la dote a mis padres.”
*El nombre de la niña ha sido cambiado para proteger su identidad.