2024 ha sido un año lleno de desafíos para las niñas, con crisis humanitarias nuevas y prolongadas que se han intensificado, retrocesos en los derechos de las niñas que amenazan con desestabilizar logros conseguidos con mucho esfuerzo; pero también buenas noticias. Sin embargo, continuaremos luchando por las niñas con una renovada urgencia en el próximo año.
Razan, de Jordania, en la sede europea de las Naciones Unidas junto a Plan International, donde defendió el derecho de los niños y niñas a la educación y abogó por el fin del matrimonio y el trabajo infantil. Crédito de la imagen: Plan International / Antoine Tardy.
2024: un año de cambios políticos globales sin precedentes.
Un impactante total de 4 mil millones de personas, casi la mitad de la población mundial, ha participado en procesos electorales en más de 60 países, incluyendo el Parlamento Europeo. Esta participación masiva ha conducido a un giro hacia gobiernos más conservadores, alterando las agendas políticas en temas que van desde conflictos y cambio climático hasta la recuperación económica.
Estos cambios políticos ya están teniendo consecuencias profundas para los esfuerzos humanitarios y de desarrollo globales. Donantes clave, incluidos el Reino Unido, Suecia, Noruega, Francia, los Países Bajos y Alemania, han anunciado recortes significativos en la ayuda exterior, poniendo en riesgo el apoyo a las personas más vulnerables del mundo: especialmente a las niñas y mujeres jóvenes. Además, políticas como la Política de Ciudad de México, que impone restricciones a los receptores de asistencia global en salud de EE.UU., continúan amenazando los derechos de salud sexual y reproductiva en todo el mundo, especialmente en países de ingresos bajos y medios.
Las niñas siguen siendo excluidas y marginadas
Entre estos desafíos, el retroceso en los derechos de las niñas ha sido uno de los problemas globales más urgentes y, sin embargo, de los más ignorados. En 2024, las niñas han seguido siendo uno de los grupos más excluidos y marginados en todo el mundo, negándoseles oportunidades y protecciones simplemente por ser jóvenes y mujeres. Sus vidas están moldeadas por desigualdades interseccionales que las hacen particularmente vulnerables a la violencia, la discriminación y la privación.
Lo que está en juego es colosal y ha llegado el momento de actuar. Invertir en el bienestar de las niñas no solo es lo correcto, sino que también tiene sentido económico. Sin una acción decisiva entre ahora y 2035, el mundo corre el riesgo de perder 20,5 billones de dólares en posibles ganancias en áreas críticas como educación, salud, empleo e igualdad de género.
Las cifras son alarmantes; por ejemplo:
- 640 millones de mujeres y niñas vivas hoy fueron casadas siendo niñas.
- La mutilación genital femenina afecta a 230 millones de niñas y mujeres en 31 países, y alarmantemente, la práctica ha aumentado un 15 % en los últimos ocho años.
- Cada año, se dan 21 millones de embarazos en adolescentes de 15 a 19 años en países de ingresos bajos y medios, la mitad de los cuales no son intencionados.
Las crisis humanitarias exacerban estas vulnerabilidades. En 2024, una de cada cinco menores que huyen de conflictos es una niña. Se estima que 300 millones de personas requieren asistencia humanitaria este año, y las crisis como los conflictos, los desastres climáticos y la inestabilidad económica afectan de manera desproporcionada a las niñas y mujeres jóvenes.
En conjunto, estos factores significan que la igualdad de género se mantiene como un objetivo lejano. Si no aceleramos el ritmo actual de progreso, tomará 131 años más que las niñas y mujeres logren la igualdad.
Un año de retrocesos
2024 ha sido particularmente desafiante para las niñas y mujeres de todo el mundo, ya que los retrocesos en políticas, la inacción política y los conflictos han amenazado sus derechos. Por ejemplo:
- Políticas restrictivas a nivel mundial continúan limitando el acceso a la atención médica esencial y la educación para niñas y mujeres.
- En Polonia, las esperanzas de progreso en los derechos reproductivos bajo el nuevo gobierno se han desvanecido, ya que las promesas de reformar la casi total prohibición del aborto en 100 días no se han cumplido.
- En Afganistán, las niñas y mujeres enfrentan severas restricciones en la educación, el empleo y la libertad de movimiento, retrocediendo décadas de progreso.
- En Irak, una ley propuesta amenaza con legalizar el matrimonio infantil, poniendo en riesgo a innumerables niñas.
- En Sudán, el conflicto ha alimentado un aumento de la violencia de género, agravando aún más la ya grave situación de mujeres y niñas.
- En Gaza, mujeres, niñas y niños han enfrentado una ola de violencia, siendo las principales víctimas verificadas del conflicto.
En todo el mundo, el acceso a los derechos de salud sexual y reproductiva sigue siendo precario. Corea del Sur sigue bloqueando el acceso a servicios de aborto seguro, mientras que países como El Salvador aplican prohibiciones totales al aborto junto con altas tasas de feminicidio. Incluso en espacios multilaterales, la lucha por la justicia de género enfrenta importantes obstáculos. En la Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer, las negociaciones reflejan cada vez más el choque entre los defensores de la igualdad de género y una agenda conservadora y anti-derechos en aumento.
Donde hay oscuridad, hay luz
A pesar de todo, contra todo pronóstico, 2024 ha traído momentos de progreso que ofrecen esperanza para el futuro. Por ejemplo:
- En julio, el parlamento de Gambia ratificó la prohibición de la mutilación genital femenina, reafirmando su compromiso de proteger a las niñas de prácticas dañinas.
- En Sierra Leona, una nueva ley audaz prohíbe el matrimonio infantil bajo cualquier circunstancia, convirtiéndolo en un delito.
- En Colombia, el matrimonio infantil fue prohibido el mes pasado.
- En el Día Internacional de la Mujer, Francia consagró el aborto como un derecho constitucional, demostrando el poder de la acción gubernamental para salvaguardar la salud y autonomía de las mujeres.
- En la Cumbre de las Naciones Unidas para el Futuro, la igualdad de género ocupó un lugar central, destacando el papel crítico de empoderar a mujeres y niñas en el desarrollo sostenible.
¿Qué viene en 2025?
A medida que nos acercamos a 2025, la lucha por los derechos de las niñas es más urgente que nunca. Se requiere acción inmediata y sostenida. Los líderes globales deben priorizar las necesidades y perspectivas únicas de las niñas en políticas y programas, asegurando que sus voces sean escuchadas en todos los niveles.
Las niñas y mujeres jóvenes también deben tener la oportunidad de liderar. Invertir en su educación, liderazgo y defensa fortalece sus comunidades y construye un mundo más equitativo para todos.
2024 ha sido un año difícil, pero también ha revelado momentos de valentía, resiliencia y esperanza. Estos momentos nos recuerdan que el progreso es posible, pero solo si seguimos luchando por él.