Apoyando a los niños y las niñas desplazados y a sus familias en el norte de Benín

En los últimos dos años, el norte de Benín ha sufrido el aumento de amenazas y ataques de grupos armados, ya que la crisis de seguridad que afecta al Sahel se ha extendido hacia el sur. La población se desplaza en busca de una mayor seguridad, pero las opciones son limitadas, ya que no existen centros de acogida ni campamentos para personas desplazadas internas. La mayoría de las familias se ven obligadas a asentarse en comunidades de acogida, lo que ejerce una gran presión sobre los servicios locales, especialmente los de salud, agua, saneamiento y educación. 

“Cuando llegamos a este pueblo, ya no había plazas en la escuela”, cuenta Saba, una niña de 11 años que tuvo que huir de su hogar tras recibir amenazas de grupos armados. “Mi padre tuvo que suplicar al director de la escuela y a la asociación de padres para que me encontraran un sitio”. 

Aunque ahora puede estudiar, la escuela de Saba estaba gravemente saturada y carecía del equipo necesario. “No había suficientes pupitres en cada aula. A veces, cuatro de nosotros compartíamos el mismo banco. Tenía que apoyar mi cuaderno en la rodilla para tomar notas o esperar a que todos salieran del aula para poder copiar lo que estaba en la pizarra”. 

El acceso a la educación es un desafío importante, agravado por el aumento de incidentes de seguridad y amenazas contra el personal docente. Actualmente, casi un millón de niños están fuera del sistema educativo en los cuatro departamentos del norte: Alibori, Atacora, Borgou y Donga. La falta de personal docente y de material escolar también afecta negativamente la educación de los niños. 

En Plan International, estamos trabajando en el norte de Benín para mejorar las condiciones de aprendizaje de los niños y sus docentes. Hemos construido dos nuevos edificios escolares, completamente equipados con pupitres y sillas. En 44 escuelas más de la región, hemos donado más de 1.000 mesas y bancos, lo que permite que más de 2.200 escolares puedan estudiar en mejores condiciones. 

“Hoy estoy muy feliz de poder sentarme con mis compañeros en un banco nuevo, gracias a una donación de Plan International”, dice Saba. Además, se han abierto 11 centros comunitarios de educación, que ofrecen clases de refuerzo a jóvenes que abandonaron la escuela prematuramente, ayudándoles a no caer en riesgo de ser reclutados por grupos armados. 

Rachida, madre de cuatro hijos, huyó de su hogar en Atakora después de que este fuera atacado. Tras reubicarse en otra localidad del departamento, se quedó sin nada. “Durante semanas, mis hijos y yo hemos estado durmiendo en el suelo, sobre una tela desgarrada. Aún peor, era muy difícil conseguir agua y almacenarla en condiciones seguras para beber y cocinar.” 

Estamos comprometidos a apoyar a las familias desplazadas que, tras huir con pocas pertenencias, viven en una gran incertidumbre. Hasta el momento, 200 hogares han recibido kits de agua, saneamiento, higiene y dignidad, además de equipos para dormir y de cocina, beneficiando a unas 1.000 personas, incluida Rachida. 

“No puedo describir lo feliz que me siento. Estoy muy agradecida por estos equipos para dormir, utensilios de cocina, recipientes de agua y, sobre todo, por los suministros de higiene y dignidad. Me siento aliviada de saber que mi familia está segura tras esta huida tan dolorosa y difícil.” 

Además de la ayuda de emergencia, hemos llevado a cabo sesiones de capacitación para representantes locales electos y comités comunales de protección infantil para desarrollar planes de respuesta comunitaria y establecer sistemas de apoyo psicosocial para los niños desplazados. Asimismo, 2.890 líderes religiosos y tradicionales y representantes de la comunidad recibieron formación en iniciativas de construcción de paz.