La historia de Salma: el impacto de la inclusión en la escuela para niños y niñas con discapacidad en comunidades desfavorecidas

 

Nuestro proyecto “Educación en Crisis” está dedicado a abordar las desigualdades que afectan a las niñas en el noreste de Nigeria. Trabajamos con las comunidades más aisladas y difíciles de alcanzar, ofreciendo apoyo para que las niñas puedan defender su acceso a la educación y construir un futuro con mejores oportunidades. 

¿Cuál es el lugar donde más feliz es Salma, de 11 años? “En la escuela”, dice. Sin embargo, le ha llevado más de siete años ir por primera vez. 

Salma, que vive en Nigeria, es sorda desde que ella y su hermana gemela contrajeron sarampión cuando tenían cuatro años. La enfermedad se cobró la vida de su hermana y le quitó a Salma la capacidad de oír y hablar. La cirugía para corregir el problema costaba unos 7.500 euros. “No podíamos permitírnoslo”, dice Mohammed, su padre. 

Salma no pudo recibir tratamiento, algo que le impidió asistir a la escuela, que era su mayor sueño. Estaba aislada, no tenía nadie con quien hablar excepto con su hermana Hauwa, quien había aprendido lenguaje de signos. Cuando salía a la calle, notaba cómo se burlaba de ella. “Los niños le tiraban piedras”, dice Mohammed. 

“Pienso que otras personas no me entienden”, señala Salma. 

Pero Lawan Mustapha sí la entiende. Es su maestro. Mustapha buscó a los padres de Salma y los animó a inscribirla en su clase especializada para niños y niñas con discapacidad auditiva. 

Su padre dudaba por la distancia y el costo de llevarla allí. Pero la determinación de Salma convenció a sus padres. Ir a la escuela era su sueño. Sabía que la educación era su derecho, algo que aprendió en el club de habilidades para la vida de Plan International al que asistía con su hermana Hauwa. Alllí, Salma se sentía aceptada y tenía con quien debatir y compartir. 

Blessing Salihu, su instructora de habilidades para la vida, hablaba con las adolescentes sobre sus derechos y sobre cómo valerse por sí mismas. Enseñaba a través de canciones y bailes, y generaba debates sobre la necesidad lograr la igualdad. 

En la escuela, Salma se ha dado cuenta de que tiene el poder de expresarse. “Mis amigos están en mi escuela”, señala Salma. “Ellos tampoco pueden hablar, así que nos comunicamos mediante signos”. 

Salma ha empezado a ver el mundo de manera diferente. “Sonríe más y juega más con sus hermanos y otros niños”, dice Mohammed. “Esto me da mucha alegría como padre”. 

Un camino cuesta arriba

La vida de una niña con discapacidad que vive en situación de pobreza y en una región afectada por conflictos no es fácil. Dice que no tiene amistades fuera de la escuela y que es peligroso que vaya sola a clase, pero sus padres no siempre pueden permitirse pagar un transporte para que la lleve. 

“Cuando le digo que a veces tiene que quedarse en casa, se sienta y llora”, dice Mohammed. “No le gusta faltar a la escuela”. 

Salma es muy consciente de los beneficios de completar sus estudios. Mohammed, junto con su madre Amina, su maestro, mentor de habilidades para la vida, y su querida hermana y traductora, Hauwa, apoyan a Salma con todas las herramientas necesarias para que avance. 

Aunque su camino ha sido difícil, Salma ahora se siente más segura y apoyada. Actualmente, es la representante de su clase y expresa con confianza: “Creo que puedo terminar mi educación”. 

Una de sus profesoras está convencida de que Salma puede marcar una diferencia positiva en su comunidad y en la sociedad en general. “Creo que puede lograr sus sueños”, afirma. 

El sueño de Salma es convertirse en maestra, y concluye con determinación: “No creo que nada pueda detenerme”. 

Cómo ha ayudado Plan International

Salma y su hermana Hauwa han participado en un programa de habilidades para la vida a través del proyecto “Educación en Crisis” de Plan International, financiado por Asuntos Globales de Canadá. El objetivo del proyecto es garantizar que las niñas en situación de exclusión y de difícil acceso en el noreste de Nigeria puedan acceder a una educación inclusiva y de calidad. 

Desde 2019 hasta 2023, el proyecto “Educación en Crisis” se ha enfocado en acabar con las desigualdades que enfrentan las niñas. El proyecto ha ofrecido formación a maestros, ha mejorado las instalaciones escolares haciéndolas más seguras e inclusivas, ha promovido iniciativas de aprendizaje acelerado para estudiantes y ha cambiado mentalidades. En total el proyecto ha llegado a 88.879 niñas.