LA CRISIS ECONÓMICA DE HAITÍ PONE EN PELIGRO LA EDUCACIÓN DE LA INFANCIA

Haití intenta salir adelante entre la crisis económica y la creciente violencia.  El elevado coste de los productos de primera necesidad y los materiales escolares, unidos a la inseguridad, la inflación y la escasez de combustible está dificultando la vida de millones de personas. Todo ello ha puesto en riesgo el inicio de las clases, por ello el gobierno ha pospuesto un mes -hasta el 3 de octubre- el inicio del curso, interrumpiendo el aprendizaje de más de 4 millones de niños y aumentando el riesgo de abandono escolar.  

Oldsen, de 14 años, y su madre Denise viven en el sureste de Haití y solo comen una vez al día. A Denise le preocupa cómo pagar la educación de su hijo: “Tendremos que hacer otros sacrificios, tengo una gallina y una cabra que puedo vender para pagar sus estudios”, nos dice. 

Haití es un país extremadamente vulnerable, no solo por los desastres naturales que ha sufrido en los últimos años, sino también por los conflictos políticos y sus consecuencias. Es el país más pobre de América Latina y el Caribe, con casi el 77% de la población viviendo con menos de 2 euros al día. 

Los altos costes no son los únicos obstáculos que se interponen en el camino de la educación de Oldsen. Para llegar a la escuela, Oldsen tiene que caminar durante casi dos horas, cruzando varios ríos que, durante las dos estaciones lluviosas de Haití, a menudo se vuelven peligrosos.  

“Cuando el río sube se vuelve muy profundo y peligroso, y esos días no va a la escuela. Durante las fuertes lluvias, los profesores también los mandan a casa”, explica Denise, añadiendo que, a pesar de los retos a los que se enfrentan, su hijo continuará con sus estudios.  

Con 4,9 millones (el 43% de la población) de haitianos en riesgo alimentario, Plan International ha lanzado una respuesta de emergencia para apoyar a las familias necesitadas. Denise recibió recientemente una transferencia de efectivo de la organización para comprar alimentos y pagar otras necesidades básicas. 

“Después de que Plan International diera el dinero a mi familia, he podido comer bien”, nos cuenta Oldsen. Espera poder convertirse algún día en electricista, y nos muestra cómo practica sus habilidades utilizando lo que encuentra por la casa: “Suelo conectar los cables de las pilas pequeñas identificando los polos positivo y negativo. Si sabes dónde están, puedes hacer que se encienda una bombilla”. 

Mientras nos despedimos y deseamos a la familia lo mejor para el futuro, esperamos que cuando las escuelas abran finalmente el mes que viene, Oldsen pueda volver a las aulas y pueda alcanzar algún día su sueño.