Felista, una más de una familia de nueve hermanos, tuvo que abandonar la escuela tras cursar sexto grado. Muchas niñas como ella se ven inmersas en el mundo laboral sin haber adquirido las habilidades necesarias para obtener un buen empleo, lo que perpetúa el ciclo de la pobreza. Por suerte, Felista ha podido acceder a formaciones vocacionales que han cambiado su camino.
“Mi padre tenía valores muy tradicionales. Se consideraba a sí mismo la cabeza de la familia y era responsable de mantenernos”, cuenta Felista, de diecinueve años. A pesar de los esfuerzos, su padre no pudo seguir costeando los gastos de la educación de Felista lo que la obligó a abandonar las clases.
Felista creció en el norte de Uganda, donde existe la educación básica gratuita. Aun así, las circunstancias económicas a menudo impiden que las familias cubran los costos indirectos de la escuela, como uniformes, libros y tarifas de exámenes.
Sin educación, las niñas carecen de las habilidades necesarias para acceder a un empleo formal o emprender un negocio, lo que puede reducir sus posibilidades a dedicarse a trabajos mal pagados e inestables, y dejarlas en mayor riesgo de matrimonio temprano y embarazo adolescente. Para enfrentar estos desafíos, Plan International trabaja con institutos vocacionales locales, organizaciones comunitarias y entidades gubernamentales para ofrecer oportunidades de formación a jóvenes, especialmente niñas y mujeres.
Precisamente en uno de estos centros de innovación apoyados por Plan International en Lira, Felista se inscribió en un curso de soldadura, una elección poco común para muchas niñas y mujeres en Uganda. “Tradicionalmente, esta ha sido una profesión masculina”, explica. “Me enfrento a prejuicios, pero quiero desafiarlos con mi trabajo”.
Los centros de innovación funcionan como espacios de desarrollo de habilidades, especialmente para jóvenes, mediante formaciones prácticas, alianzas con empresas y programas diseñados para empoderar a la juventud, ayudando así a enfrentar las altas tasas de desempleo en la región.
Los y las jóvenes pueden elegir entre una amplia variedad de habilidades para aprender en los centros, como diseño gráfico, producción de vídeo, fabricación de zapatos, herrería, peluquería, tejido, mecánica de motocicletas, soldadura y metalurgia, así como panadería y pastelería. “Aprendí soldadura y a trabajar el metal, y ahora puedo mantenerme por mí misma”, dice Felista.
Además de la formación vocacional, los jóvenes reciben educación sobre salud y derechos sexuales y reproductivos, cambio climático y otros temas. Plan International adapta estos cursos para aumentar las posibilidades de encontrar empleo de cada participante.
Tras finalizar esta formación, Felista encontró empleo en un taller de soldadura, donde fabrica puertas, ventanas, camas, sillas y otros artículos de metal. “Actualmente trabajo para otra persona, pero me gustaría tener mi propio taller de soldadura en el futuro”, dice.
También le gustaría servir de ejemplo para otras niñas de su comunidad. “Espero que otras niñas también puedan ser económicamente independientes”, afirma. “Aunque todavía vivo en casa, ahora que tengo un trabajo soy independiente económicamente”.
Sobre el proyecto
El proyecto Yo Decido se implementa en la subregión de Lango, en Uganda, como parte del programa Mi Cuerpo Mi Futuro 2, financiado por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Finlandia. El programa busca garantizar que niños, niñas, adolescentes y jóvenes —incluidos aquellos con mayores vulnerabilidades, como personas con discapacidad, madres adolescentes y niñas y mujeres jóvenes que sufren explotación sexual— tengan control sobre sus cuerpos y su futuro en un entorno saludable, seguro y de apoyo. Además de promover la salud y los derechos sexuales y reproductivos, el proyecto brinda oportunidades de empoderamiento económico para la juventud.
Los centros de innovación ofrecen programas vocacionales de alta calidad y especializados, adaptados a la demanda del mercado laboral. Estos programas proporcionan a los estudiantes las habilidades técnicas necesarias para carreras en áreas como diseño gráfico, producción de vídeo, fabricación de zapatos, herrería, peluquería, tejido, mecánica de motocicletas, soldadura, trabajo en metal, panadería y pastelería. De los 244 jóvenes que estudiaron en los centros de innovación apoyados por Plan International entre 2023 y 2024, el 79 % encontró empleo tras completar su formación.



