Hoy es un día muy especial. Hoy yo hablaré en nombre de muchas niñas de la comunidad de Lakurtola. Yo, Elma Akter, de Bangladesh, tengo el honor de haceros llegar sus voces.
Tenía 14 años, era estudiante de noveno curso. Procedía de una comunidad rural y su cuerpo desnutrido no estaba preparado para ponerse el vestido de boda. Aun así, la obligaron a dejar los libros y ponerse un sari rojo, el traje de boda tradicional bengalí. Sus padres la casaban con un hombre de la edad de su padre. Una de sus amigas fue quien me contó que se casaba. Cuando fui, no me dejaron entrar en la casa. Había poco tiempo y tenía que detener el enlace. Corrí a buscar a un tío mío que es periodista. Juntos conseguimos entrar en la casa y convencer a los padres de la niña de que pararan la boda.
No he dicho su nombre porque cada día muchas niñas se convierten en esposas en Bangladesh. El matrimonio infantil les está privando de un futuro y no les permite continuar sus estudios. Estoy contenta de conseguir cambios en algunas vidas. Como presidenta del Grupo Nacional de Trabajo de Niños y Niñas (NCTF) y miembro de un Comité Juvenil apoyado por Plan International, tras recibir formación en protección infantil, derechos infantiles, género, reducción del riesgo de desastres y muchos más temas, me presento con orgullo como defensora de la erradicación de los matrimonios infantiles y forzados. El viaje, que comenzó en Lakurtola, adquiere una nueva dimensión en España. Doy gracias a Plan International Bangladesh y a todos ustedes por esta nueva oportunidad.
Siempre he desempeñado un papel activo a la hora de defender el fin de los matrimonios infantiles y forzados. Junto con otros miembros del NCTF, he participado en conversaciones con los representantes de los gobiernos locales, los medios de comunicación, las élites locales, etc. Además, he continuado con mis estudios y conseguiré pronto un título en Ingeniería Ambiental. Cuando estaba estudiando, me di cuenta de que las niñas a las que he visto vestidas de novia y que nunca han regresado a la escuela podrían haber tenido mejores oportunidades.
Hay mucho potencial en las niñas, pero el matrimonio infantil lo corta de raíz. Como consecuencia de la violación de su derecho a la educación, la sanidad y la protección, su futuro lo deciden otras personas.
Hay mucho potencial en las niñas, pero el matrimonio infantil lo corta de raíz. Como consecuencia de la violación de su derecho a la educación, la sanidad y la protección, su futuro lo deciden otras personas. La educación les podría haber proporcionado el empoderamiento, el poder para tomar decisiones y aferrarse al futuro. La educación podría haber cambiado su vida del mismo modo en que cambió la mía.
Por eso hablo de ellas. Hablo de ellas en los periódicos a través de los artículos que escribo, en la radio de la comunidad a través del programa que presento. Hablo de ellas para que se las incluya en la agenda política, porque las leyes que existen para acabar con los matrimonios infantiles y forzados se pueden reforzar. Necesitamos una buena voluntad política. Una legislación fuerte y una aplicación estricta de las leyes pueden poner punto final a los matrimonios infantiles y forzados, preservar el potencial de las niñas y provocar cambios sostenibles.
Hablo en nombre de las niñas de Bangladesh para hacerles saber que podemos cambiar esta situación a través del poder de la educación. Permitan que las niñas aprendan, permitan que se libere su potencial.