Shamsa es una mujer de 70 años que ha vivido una vida llena de penas y alegrías, pero nunca ha dejado de apoyar a su comunidad. Ahora, vive con su marido, sus tres hijos y sus catorce nietos y juntos, se han enfrentado a muchos retos, como el terremoto que sacudió Siria y Turquía hace seis meses. Como parte de la respuesta de emergencia al terremoto, Plan International, a través de sus socios locales ha apoyado a miles de familias como la de Shamsa, rehabilitando redes de agua y tanques en aldeas.
En un pueblo humilde, Shamsa y su marido luchaban a diario para conseguir agua, a menudo caminando largas distancias con contenedores muy pesados. Después del terremoto todo empeoró, sobre todo su situación económica ya que dejaron de tener fuentes de ingresos. No podían acceder a agua potable y tenían que ir a por agua corriendo graves riesgos de seguridad y protección.
Plan International llevó a cabo un proyecto para traer agua limpia y potable a la casa de Shamsa y su familia. La rutina diaria de esta mujer experimentó un cambio drástico: ya no tiene que caminar largas distancias ni pagar el alto precio del agua en los mercados.
“Durante el período de restauración y rehabilitación, el equipo de Plan International nos trató con respeto y cooperación. Cada paso fue marcado con consideración, garantizando la seguridad de todos con señales de advertencia repartidas por toda la zona”, cuenta Shamsa.
“Ahora podemos ducharnos todos los días y puedo hervir leche y hacer queso en mi casa. Lavo el suelo y los platos a diario. Pero, hasta ahora, soy precavida con el corte de agua y me esmero en su uso para que no se desperdicie”.
Con mucho amor y cuidado, comparte el agua que llega a su casa con sus vecinos para, como ha hecho siempre, dar a la comunidad todo lo que esté en su mano.