Los conflictos, el coronavirus, el cambio climático y la crisis económica han provocado un fuerte aumento del hambre en el mundo, que se enfrenta a una de las mayores crisis alimentarias de las últimas décadas.
Alrededor de 41 millones de personas corren un grave riesgo de entrar en condiciones de hambruna. Los niños, las niñas y las mujeres son las personas más afectadas.
Los conflictos armados en que están inmersos varios países son la principal causa de inseguridad alimentaria. La población de estos lugares ve cómo se destruyen sus medios de vida y familias enteras se ven obligadas a huir. La amenaza de inanición es la consecuencia más inmediata para millones de niños y niñas.
Ayuda urgente para 14 millones de personas
Solo en los países del Sahel central -Mali, Burkina Faso y Níger-, se estima que más de 14 millones de personas necesitan ayuda humanitaria con urgencia. Además, para las organizaciones humanitarias, se ha vuelto extremadamente peligroso llegar a las comunidades más necesitadas.
La pandemia ha provocado un fuerte aumento de la pobreza y de la desigualdad en todo el mundo, pues las restricciones han interrumpido el suministro de alimentos en muchos países. Las niñas y las mujeres constituyen el 70% de las personas que pasan hambre. Porque, cuando la comida es escasa, a menudo son las que se sacrifican y comen menos. Esta situación de vulnerabilidad es una puerta abierta para otras prácticas que ponen en peligro su presente y su futuro: abandono escolar, matrimonio infantil, embarazo adolescente, violencia de género, explotación sexual.
Para revertir esta complicada situación, Plan International está prestando asistencia en efectivo y con cupones y distribuyendo alimentos en muchos de los países que están sufriendo la peor parte de esta crisis alimentaria mundial.