Un equipo de Plan International España visita un centro de refugiados ucranianos en Moldavia junto a miembros de la Comisión de Asuntos Exteriores

Con la llegada del invierno, la temperatura en Ucrania y los países colindantes baja significativamente y aumenta la probabilidad de lluvia y nieve en la zona. Además, los cortes de energía y las interrupciones de suministros implican una mayor dificultad para que las familias encuentren acceso a un refugio seguro, ropa de abrigo, alimentos, agua y otros productos esenciales. Todo ello aumenta los riesgos de protección para la infancia y las adolescentes: incluyendo abusos, negligencia, violencia y problemas de salud física y mental.  

Durante la visita a Moldavia, los miembros de la Comisión de Asuntos Exteriores han visitado un centro de acogida de personas refugiadas donde se trabaja con cerca de 160 personas ucranianas, la mayoría niñas, niños, adolescentes, madres y abuelas que se han visto obligadas a abandonar su país por el conflicto. 

Este centro, gestionado por CNPAC, socio de Plan International en la zona, supone un espacio seguro para estas familias en el que las niñas y niños pueden jugar libremente, y seguir con su educación online desde Ucrania; y los y las adolescentes reciben una atención específica, dado que son las personas más afectadas por el conflicto y sus repercusiones, siendo más conscientes de la situación que los más pequeños. 

“Venimos al Ludobus para airearnos de la situación que vive Ucrania. A los niños les encanta venir aquí […] pero quiera dios que la guerra termine y podamos volver a casa, cuenta Elena, de 33 años, natural de Odesa y refugiada en Albota de Jos (sur de Moldavia) con sus tres hijos (uno en la foto). 

Desde Plan International, y gracias a tu colaboración, estamos atendiendo a familias desplazadas, enfocándonos especialmente en las adolescentes y mujeres jóvenes en situación de riesgo. Nuestro objetivo es llegar a más de 1.500 personas, de las cuales 997 son niños y niñas, a través de: 

– la distribución de artículos básicos de ayuda, bienes de primera necesidad para pasar el invierno, kits de higiene y asistencia en efectivo, especialmente a adolescentes embarazadas;  

– actividades de protección infantil: apoyo psicológico y salud mental a través de unidades móviles;  

– prevención de la violencia por razón de género, incluida la trata; 

– establecimiento de mecanismos de rendiciones de cuentas para garantizar una participación significativa y continua en las decisiones que afectan directamente a la población afectada y fortalecimiento de las capacidades locales de respuesta a la crisis.