UGANDA: Las escuelas vuelven a estar abiertas tras dos años cerradas por la pandemia

Moreen, 19, “Yo he vuelto a clase, pero esta no es la realidad de todas las chicas”

“El primer día que volví a clase fue el 10 de enero de 2022. Estoy muy emocionada de poder continuar con mis estudios. Como cuando volví a clase estaba todo muy desordenado, lo primero que hice fue barrer. Estaba muy contenta de volver y de ver a mis amistades”.

El confinamiento ha sido muy duro. Dedicaba tanto tiempo a las tareas domésticas que no me daba tiempo a repasar. Plan International nos ha apoyado mucho. Durante el cierre de las escuelas, nos ofrecieron formaciones en las que aprendimos a fabricar compresas, que después repartimos, y también construyeron un dormitorio para chicas.

Lo mejor de volver a la escuela es que puedo cumplir mis sueños: quiero ser abogada. Ahora es más fácil estudiar porque puedo consultar mis dudas e ir a la biblioteca.

Esta no es la realidad de todas las chicas. Una de mis compañeras de clase no ha vuelto porque se ha casado. Sus otras amigas están volviendo a la escuela, pero ella no lo va a hacer”.

 

Viola,17, “Intentaba estudiar durante el poco tiempo libre que me quedaba tras las tareas domésticas”

“Me llamo Viola y estoy en 4º de secundaria. Estoy contenta porque estaba esperando la reapertura de la escuela.

Durante el confinamiento, intentaba estudiar aprovechando el poco tiempo libre que me quedaba después de las tareas domésticas. Seguía las clases por radio, pero no podía ver los ejemplos y tampoco había nadie a quien consultar. No puedes ponerte al día solo con los apuntes.

Plan International nos ha ayudado a formar un club en el que debatimos y hemos aprendido a fabricar compresas. También nos han repartido cubos y han construido un espacio para niñas”.

 

Jane, 18, “Ahora que hemos vuelto a la escuela será más fácil estudiar”

“Me gusta mucho la escuela. Quiero seguir estudiando y sueño con ser primera ministra de mi país.  Me gustaría que no volvieran a cerrar las escuelas. Estamos muy emocionados de volver a clase porque hemos estado mucho tiempo fuera, y hemos perdido mucho trabajo.

Ahora que hemos vuelto a la escuela será más fácil estudiar. Vamos a ponernos al día, a hacer clases de recuperación, y podremos preguntar directamente al profesor en el caso de que tengamos alguna duda.

En la escuela podemos seguir adelante con nuestra educación; aprendemos inglés y ortografía”.

 

Grace, 16, “en la escuela te sientes libre de hacer preguntas, no tienes miedo”

“Me llamo Grace y soy estudiante de secundaria. Estoy super emocionada de haber vuelto a la escuela. Me sentí muy feliz al ver a mis profesores y amistades, agradecí seguir contando con ellos y ellas a pesar del tiempo que ha pasado.

El encierro no fue del todo fácil para mí. Nunca tiré mis libros porque esperaba que las escuelas abrieran de nuevo. Les pedí apoyo a mis padres y me dieron un teléfono con Internet para que pudiera buscar cosas en Google.

Durante el confinamiento, vi las clases por televisión, pero fue difícil porque aquí no tenemos casi electricidad.

Plan International ha apoyado mucho a las chicas durante el confinamiento. Nos invitaron a programas de radio para que pudiéramos hablar y debatir con nuestras compañeras sobre los temas que nos afectan.

Lo que más echaba de menos era interactuar cara a cara con mis profesores, porque en la escuela te sientes libre de hacer preguntas, no tienes miedo. Ahora, aunque nos hayamos retrasado, espero que nos pongamos al día”.

 

Matthew Amanzuru, “Tenemos que guiar y aconsejar a quienes tienen más dificultades en este retorno”

“La mayoría de los y las alumnas están entusiasmadas de volver después de dos años de cierre. Tienen muchas ganas de aprender. Estoy emocionado; si naces profesor, mueres profesor.

El cierre de las escuelas ha tenido muchas consecuencias para el alumnado: el número de embarazos adolescentes entre las niñas en edad escolar ha aumentado. Algunos alumnos/as incluso se han suicidado debido a las presiones en casa, y han perdido la esperanza de seguir estudiando. Otros tienen miedo y piensan que no son lo suficientemente buenos para sentarse en el aula.

Les está resultando complicado ponerse al día porque llevan un retraso de dos años. Se necesita tiempo y recursos para afrontar este tiempo perdido.

Ya no tienen la costumbre de estar sentados en el aula tanto tiempo, ni materiales escolares u otro tipo de recursos. Además, se han acostumbrado a estar aislados y tienen miedo porque sienten que no son lo suficientemente buenos.

En la escuela, hay ocho niñas que han sido madres, que traen a sus hijos e hijas, los amamantan y así siguen aprendiendo. Es nuestra forma de apoyar su educación.

Tenemos que guiar y aconsejar a quienes tienen más dificultades -las madres, los y las refugiadas y el alumnado que vive en las comunidades de acogida- e incorporar la perspectiva de género a nuestros planes de enseñanza. Tenemos que escucharles, dejarles participar en la toma de decisiones, y darles tiempo para que las tomen”.