Amina (14), Nastya (15) y Zenhya (17) son alumnas de un colegio de un pequeño pueblo situado a menos de una hora en coche de Kiev. Una parte del colegio, en la que había un pequeño museo, un gimnasio y un par de aulas, fue utilizada para almacenar municiones y tanques. Durante los combates con las fuerzas ucranianas esos tanques fueron destruidos, lo que provocó la explosión de la munición y la destrucción del colegio.
Este curso las alumnas y alumnos de este colegio han podido volver a la educación presencial. Desde marzo de 2022, asistían a clase online.
Plan International y sus socios están trabajando en Ucrania para apoyar la rehabilitación y reconstrucción de escuelas y refugios, incluso proporcionando aparatos de calefacción y generadores, para garantizar que las niñas y niños afectados por la guerra tengan acceso a una educación segura, inclusiva y de calidad.
Nastya
“Me llamo Nastya, tengo 15 años y estoy en noveno curso. Mi asignatura favorita es biología, también me gusta inglés, pero es un poco difícil. Tengo una hermana mayor que vive en Polonia y una hermana pequeña de 12 años. Llevo estudiando en este colegio desde primaria, mis padres se mudaron a este pueblo cuando yo era muy pequeña. El año pasado fue probablemente el más duro de nuestras vidas hasta ahora. Desde el 24 de febrero fue muy difícil darme cuenta de que nuestras vidas nunca volverían a ser las mismas. Sabía que nuestras vidas se iban a complicar mucho, pero no me daba cuenta de lo mucho que el conflicto iba a cambiarlas.
Antes de volver a la escuela en persona, era muy difícil estudiar a distancia porque estábamos en sitios distintos y no podíamos conectarnos al mismo tiempo. A veces teníamos que aprender por nuestra cuenta y acudir a los y las profesoras para que nos explicaran los materiales. Al final, solo teníamos deberes y teníamos que entregarlos para la evaluación. Era muy difícil estudiar de esta manera.
Cuando empezó la guerra, mi familia se fue del pueblo antes de que las cosas empeoraran. Me costó mucho mantener el contacto diario con mis amistades porque, a menudo, no tenían electricidad ni internet para comunicarse. La información que recibíamos sobre lo que ocurría en el pueblo era muy irregular y yo estaba muy preocupada por los amigos que se habían quedado allí. Poder volver a la escuela significa que las cosas pueden mejorar y que podemos volver pronto a la vida normal.
Cuando no estoy en la escuela me gusta dibujar y pasar tiempo con mis amigos, pasear con ellos por el pueblo. Creo que es muy importante terminar el curso con buenas notas y obtener buenos resultados en mis exámenes finales. Espero encontrar mi vocación en la vida. Cuando era más joven nunca supe qué quería ser de mayor, pero ahora, después de todo lo que ha pasado, sé que me gustaría ser médico”.
Zenhya
“Me llamo Zenhya, tengo 17 años y estoy en onceavo curso. Mi asignatura favorita es historia. Mis padres son de este pueblo. Nací aquí y llevo en esta escuela desde que empecé a estudiar. Tengo un hermano menor que está en la misma clase que Amina y Nastya. También tengo una hermana menor que va a la guardería. El año pasado fue muy duro, pero intentamos sobrellevarlo como pudimos. Hasta el último momento, no creí que la guerra fuese a ocurrir. Cuando empezó la guerra me fui del pueblo con mi familia. Mis amigos del pueblo me decían que la vida allí era muy dura y peligrosa: estaban asustados.
Me alegré mucho de volver a la escuela. En primer lugar, fue estupendo volver a estar con mis amigos y pasar tiempo con ellos. Ya no me siento sola. Fuera de la escuela me encanta hacer origami, hago muchas formas diferentes, como flamencos, perros, flores… También me encanta leer, mi libro favorito es Sherlock Holmes, el sabueso de los Baskervilles, de Arthur Conan Doyle. Este año me gradúo, así que estoy barajando varias opciones. Aún no he decidido qué quiero estudiar en la universidad”.
Amina
“Soy Amina, tengo 14 años y estoy en noveno curso. En el colegio, mi asignatura favorita es química. Nací en este pueblo y siempre he ido a esta escuela. Tengo un hermano mayor que estudia medicina y quiere ser cirujano. Solía pensar que la vida durante el confinamiento por la COVID-19 era dura, pero ahora me doy cuenta de que no era nada comparado con lo que estamos viviendo. Entendía lo que estaba pasando, pero no sabía qué hacer. Sé que no podíamos volver atrás en el tiempo y que nuestras vidas habían cambiado para siempre.
Después de clase, también me gusta pasar tiempo con mis amigos. Me gusta leer, jugar al voleibol y dar clases de guitarra. Para mí, volver a la escuela significó dejar de estar sola en casa. También fue estupendo volver a estudiar de la forma correcta, en persona. Aún no sé qué quiero hacer de mayor. Tal vez siga el camino de mi hermano y estudie medicina, o tal vez química. Quiero que todos terminemos la escuela con buenos resultados y que mis profesores estén orgullosos de nosotros”.