Las cocinas mejoradas reducen la contaminación y enfermedades respiratorias asociadas, que son causa de 4,3 millones de muertes en el mundo, más que las provocadas por la tuberculosis, el VIH y la malaria juntas. Además, disminuyen el consumo de combustible, fundamentalmente leña, y los riesgos asociados de su obtención, de la que suelen hacerse cargo las mujeres y las niñas.