Zimbabue: exapadrinados son referentes para las nuevas generaciones

Conoce a Robson y Sandra, dos personas con muchas cosas en común. Ambos viven en Zimbabue y trabajan como profesores en el distrito de Mutare. Ambos se dedican a la educación y se alegran de poder compartir conocimientos e inspirar a la juventud local. Lamentablemente, durante su infancia, ambos también se tuvieron que enfrentar a la pobreza extrema, pero, gracias al programa de apadrinamiento de Plan International, pudieron salir adelante. 

“Mi familia era pobre”, explica Sandra recordando su infancia. “Admiraba a los niños y niñas que llevaban uniforme, calcetines y zapatos al colegio. Otros andábamos descalzos incluso cuando íbamos al baño”. 

Robson también se tuvo que enfrentar a experiencias difíciles siendo un niño. “Mi padre falleció cuando era joven. La vida, en aquellos momentos, era dura”, reflexiona. 

Tanto Robson como Sandra superaron estas dificultades gracias a su esfuerzo, su determinación y al apoyo de sus padrinos y madrinas, lo que les sirvió para llegar hasta donde están hoy. 

NUEVAS OPORTUNIDADES

“Cuando estaba en segundo grado, me apadrinaron. Tenía 8 años”, cuenta Sandra. “Como participaba en el programa de apadrinamiento, pude comprar libros de texto. Eso cambió mi vida porque pude estudiar mucho”. 

Al igual que Sandra, Robson cree que sus oportunidades para continuar con su educación se deben, en gran parte, al apoyo de sus padrinos. “El apadrinamiento realmente cambió mi vida porque gracias a ello pudo pagar las cuotas escolares”, dice.  Ahora, muchos años después de que finalizara su apadrinamiento, cada día, cuando asiste a la escuela como profesor, es consciente de todas las ventajas y beneficios que le aportó el apadrinamiento. 

Sandra nos cuenta que la generosidad de su padrino le hace emocionarse todavía hoy. “Me di cuenta de que el apadrinamiento no era un derecho, sino un privilegio del que yo podía disfrutar y otros niños y niñas no”. 

Deseosa de demostrar su agradecimiento por la oportunidad que le estaban ofreciendo, Sandra se esforzó mucho: “el apadrinamiento me animó a trabajar más duro”, explica. 

PREDICAR CON EL EJEMPLO

Hoy, Robson y Sandra animan a sus estudiantes a que persigan sus sueños. En cada clase, tratan de mandar un mensaje esperanzador y de transmitir su pasión por la enseñanza. 

 “Les intento transmitir que pueden llegar tan lejos como yo”, dice Robson con orgullo. 

Robson y Sandra pueden agregar un atributo más a su lista de cosas en común: ambos son el ejemplo de los beneficios de invertir en la educación de la infancia, inspirándonos a nosotros y a las generaciones futuras a seguir trabajando para cambiar el mundo.