¿Cómo desafiar la discriminación de género?

Todas las personas estamos influenciadas por los roles de género, “reglas” que determinan qué es lo socialmente apropiado para los niños, niñas, mujeres y hombres. Debido a estos estereotipos de género, que provocan desigualdades, las mujeres suelen ser infravaloradas y asociadas a un menor status social. 





Las mujeres y niñas sufren la mayor parte del impacto negativo de estos rígidos roles de género. Es más probable que se restrinja su libertad, ya que experimentan violencia y acoso a nivel epidémico por todo el mundo, lo que también afecta a su capacidad de decisión y limita sus oportunidades.

Pero los hombres y niños lo sufren también. La actual idea de lo que significa ser un hombre obliga a los hombres y niños a comportarse de una determinada forma que les perjudica. Las masculinidades negativas animan a los chicos a perpetuar este ciclo de discriminación y desigualdad. 

Negar la libertad de elección de las personas por su género impiden que alcancen su verdadero potencial. Hay muchas cosas que podemos hacer para construir un mundo más igualitario. Los primeros pasos son comprender hasta donde llegan las profundas raíces de la desigualdad de género y enfrentar esta discriminación cuando la veamos.

Pero, ¿qué es la discriminación de género?

La discriminación de género describe la situación en la que las personas son tratadas de forma diferente simplemente porque son leídos como hombres o mujeres, en lugar de en sus capacidades u habilidades básicas e individuales. 

A continuación, una lista de situaciones de discriminación que puedes encontrar en la escuela, en el trabajo o en la calle:

Acoso sexual, piropos callejeros.

El acoso verbal y físico callejero es uno de los primeros ejemplos que muestra cómo el derecho de las mujeres a moverse de forma libre está restringido. La normalización de este tipo de acoso y la pasividad de los testigos y las autoridades perpetúa esta forma de discriminación y limita la libertad de las mujeres.

Estereotipos de género en clase y en el trabajo

Los estereotipos son simplificaciones de cómo la sociedad espera que alguien se comporte basándose en su género. Por ejemplo, de las chicas se espera que permanezcan en casa y ayuden con las tareas del hogar y los cuidados, vestirse de forma modesta y no volver tarde a casa. Las personas son constantemente juzgadas si no responden a los estereotipos de su género. 

Estos estereotipos también traspasan a la vida escolar y laboral, donde las chicas tienen menos probabilidades de motivarse para dedicarse a la ciencia, la tecnología o tomar roles de liderazgo. Esto se debe a que estos objetivos suelen ser percibidos como “masculinos por naturaleza”. Asimismo, estereotipos aparentemente positivos como ser el protector o el proveedor de la familia, suponen una carga innecesaria para hombres y niños que podría compartirse de forma más positiva en una relación de igual a igual.  

Todas estas actitudes limitan el poder de las chicas al representarlas menos capaces de contribuir a hacer de su entorno y el mundo un lugar mejor

La cosificación y la infrarrepresentación

La cosificación se produce cuando una persona es tratada como un producto o un objeto sin tener en cuenta su personalidad y dignidad. Un ejemplo claro es cómo los medios representan la imagen de las mujeres ya que dan mucho más valor a su apariencia externa que a sus capacidades. Esto afecta a la autoestima y la imagen que tienen de sí mismas las chicas. 

Pero las chicas también están mal representadas por los medios y la industria del entretenimiento que refuerza los estereotipos y roles tradicionales que perjudican a las mujeres. 
Debemos animar a las chicas a contar sus propias historias, las que reflejen su poder, potencial y diversidad. 

¿Cómo puedo afrontar la discriminación cuando la veo?

 

Habla de tus propias experiencias

Es importante que, si te sientes incómodo, compartas tus propias experiencias de discriminación. Al recalcar estas experiencias sexistas puedes alentar a tus amigos y compañeros a, por ejemplo, denunciar el acoso en el transporte público. 

Es importante que sepamos los peligros asociados al increpar a alguien por su comportamiento. A muchas personas no les gusta que se ponga en duda su punto de vista, pueden reaccionar de forma negativa o agresiva; si tu intuición te dice que es demasiado arriesgado, prioriza tu seguridad. 

Normalmente, lo mejor que podemos hacer cuando vivimos o presenciamos una situación así es informar a las figuras de autoridad –ya sean operarios de transporte público, profesores o jefes. Cuánto más conozcan los problemas que suceden, más se decidirán a intervenir y tomar cartas en el asunto. 





Discriminación en medios y publicidad

Escribe a los anunciantes, comerciantes y medios de comunicación si te cruzas con historias que retratan a las mujeres y niñas de forma inferior o injusta. 

  • ¿Hay estereotipos de género en tu libro del colegio?
  • ¿Un anuncio en tu ciudad cosifica a la mujer?
  • ¿Una película que has visto tiene pocos papeles o presencia femenina injustificada?

Intenta averiguar quién es responsable y escríbeles para compartir lo que piensas. También sé consecuente, no apoyes los contenidos que no respetan a las mujeres y niñas y no representan a las mujeres con su verdadero potencial y diversidad. 

Apoya otras campañas

Una buena forma para crear un gran impacto en la lucha de la igualdad de género es que nos unamos los unos a los otros. Busca organizaciones o campañas locales. Únete o moviliza organizaciones escolares o universitarias para luchar por la igualdad de género y el liderazgo femenino. Hay fuerza en los números: cuantas más voces haya, más probabilidades de ser oído. 

Luchar y dar voz a otros colectivos marginalizados es vital para acabar con la discriminación. Por ejemplo, las chicas una comunidad indígena pueden recibir una doble discriminación, sexista y racista. Los miembros de la comunidad LGBTIQ+ también conviven con la homofobia. Conviértete en su aliado y presta tu voz para su lucha. 

No pasa nada por no denunciar todas las situaciones de discriminación

A veces denunciar una situación discriminatoria puede ser muy arriesgado. Arreglar el mundo es un trabajo conjunto. Todas las personas somos partes del mismo movimiento. 

Cambiando cómo nos relacionamos con los demás y exigiendo a los demás hacer lo mismo, no parará la desigualdad de género. Un cambio duradero también pasa porque las instituciones que afectan directa e indirectamente a nuestras vidas cambien. No te des por vencida por estos obstáculos, cada pequeño logro cuenta para nuestra meta global. 

Solo si cuidamos de nosotras mismas podremos seguir luchando por la igualdad de género, por lo que siempre tienes que asegurarte de tu propio bienestar.