Esnart es una niña de 9 años de un pueblo del sur de Malawi, donde es común que las niñas se casen pronto, algunas con tan solo 10 años.
Esnart vive en un pequeño pueblo al pie de una alta montaña. Es la segunda hija mayor y vive con su madre, su abuelo, sus dos hermanas y su hermano. A Esnart le encanta ir a la escuela. Lo que más le gusta del mundo es jugar con la pelota.
A pesar de su corta edad pronto su familia comenzará a pensar en su boda. Esnart no lo entiende y tampoco quiere, pero no puede rebelarse contra su familia porque es demasiado joven. El matrimonio infantil es tradición en su comunidad y, para la mentalidad de muchas familias, la única opción para las niñas.
En Malawi la mitad de las niñas se casa antes de cumplir los 18 años. El matrimonio infantil es más frecuente en las zonas rurales, donde hay bajos niveles de educación, que en las zonas urbanas, y se debe principalmente a la pobreza.
Por un o-solucionado, por los condicionamientos de género, se espera que las niñas ayuden con las tareas del hogar, por otro, muchas familias carecen de dinero para uniformes escolares y material escolar básico. Muchas niñas se casan temprano en lugar de quedarse en la escuela porque sienten que no tienen otra opción.
En 2015 el gobierno de Malawi aprobó una ley que establece la edad mínima para contraer matrimonio en 18 años, pero la Constitución establece que las niñas y los niños de 15 años pueden casarse con el consentimiento de los padres.
A través de la campaña MUEVE UN DEDO, Plan International quiere acabar con esta situación que limita y vulnera sistemáticamente los derechos de las niñas. ¿Te unes a la lucha contra el matrimonio infantil?