En Nepal la ayuda urge.
Llueve sobre Dhulikel, enclave de la antigua ruta comercial entre Nepal y el Tíbet, que hoy nos lleva de camino por el valle de Katmandú hacia uno de los escenarios del terremoto que hace casi tres meses convirtió en un reto todavía más difícil la vida de muchos niños y niñas nepalís.
Dos horas y media parar recorrer apenas 70 kilómetros por una carretera imposible que serpentea entre las montañas hasta llegar a Nawalpur, pequeña localidad situada en el distrito de Sindupalchowk, donde perdieron la vida 3.500 personas, más de un tercio de todas las victimas mortales que se cobraron los dos últimos y recientes terremotos.
Hoy Nawalpur intenta recuperar la normalidad de una vida que ya antes del seísmo resultaba muy dura. El sueño de todos es volver a tener una casa, porque entre los escombros de sus antiguas viviendas han quedado sepultados sus sueños y pesares. Como los de Bal Kumari, que con 85 años ha sobrevivido a varios seísmos, el primero en 1934. Aunque afirma que ya no le alcanzan las fuerzas para seguir adelante, no duda en fotografiarse una y otra vez junto a su vecina Shuntali.
Shuntali es una joven viuda de 26 años, con tres hijos de 2, 5 y 9 años, y tiene muy claro que lo que más desea es una nueva casa y que sus hijos tengan la oportunidad, que ella no tuvo, de ir a la escuela. Esta joven es una de las beneficiarias de los programas de ayuda que Plan Internacional lleva a cabo en la zona.
La escuela de Nawalpur tampoco se tiene en pie. Es una de las más de 100 escuelas afectadas en el distrito. En su lugar, Plan Internacional, en colaboración con organizaciones locales, ha levantado unas escuelas provisionales con láminas de zinc, bambú y lonas, y ha abierto en tiendas de campaña Espacios Amigos de la Infancia, donde los niños y niñas reciben apoyo emocional a través del juego. Aunque poco a poco van olvidando el trauma terrible que supuso para ellos el terremoto, de cuando en cuando preguntan si ya están a salvo.
Instaurar la normalidad llevará tiempo y será difícil, los medios son escasos y los daños saltan a la vista. La llegada de las lluvias monzónicas preocupa porque el acceso a estas zonas montañosas, y poco accesibles será todavía más complicado y puede interrumpir el trabajo emprendido.
Los ya frágiles sistemas de agua y saneamiento han empeorado o se han venido abajo tras el terremoto y la reconstrucción de las casas se estima que tardara unos 5 años.
Aquí en Nawalpur, y en todo Nepal, la ayuda urge.
Puedes colaborar con Plan International en la emergencia de Nepal