Johana, de 18 años, es voluntaria de Plan International en un albergue en Manabí, una de las áreas afectadas por el terremoto en Ecuador. Desde allí, cuenta cómo los albergues son los únicos lugares donde muchas personas encuentran refugio y cómo se trabaja para acoger a las familias y proteger a los niños y niñas
“El terremoto destruyó muchas casas, pero ya había familias que se habían quedado sin hogar debido a las inundaciones de hace unas semanas. No les queda nada y ahora más que nunca necesitan un hogar”, explica Johana, de 18 años, voluntaria de Plan International en Puertoviejo, en la provincia de Manabí.
Manabí es una de las áreas afectadas por el devastador terremoto en Ecuador que se ha cobrado ya la vida de 660 personas y ha dejado más de 16.000 heridos. Ahora los albergues son los únicos lugares donde la gente puede encontrar refugio y los voluntarios de Plan International están ayudando a garantizar que continúen siendo espacios seguros para todo el mundo.
Johana lidera un albergue que actualmente acoge a 25 familias y da refugio a muchos niños y niñas. “Construimos este albergue con mucho esfuerzo, pero no puede sustituir los hogares de las personas. Necesitamos sentirnos protegidos, así que los hombres hacen guardia por turnos durante la noche. El día del terremoto unas 300 personas entraron en pánico. Tenemos que hacer que la gente vuelva a sentirse segura”.
Johana trabaja sin descanso para que la protección de la infancia sea una prioridad: ella se encarga de cada detalle para garantizar la disposición de espacios seguros para los niños y niñas, donde puedan jugar y olvidar el caos que les rodea. También se ocupa de que haya baños diferenciados para hombres y mujeres.
Más de 30 niños y niñas en el albergue estaban listos para comenzar las clases cuando se produjo el terremoto, pero ahora lo han perdido todo. Según Naciones Unidas, más de 280 escuelas han sufrido daños debido al terremoto, dejando a más de 120.000 niños sin educación por el momento.
Plan International creará 60 espacios amigos de la infancia en los próximos meses en diferentes comunidades de Manabí, que beneficiarán a 30.000 niños y niñas. Estos espacios seguros también ofrecerán apoyo a los padres y madres sobre cómo reforzar su autoestima y aprender a adaptarse; así como formación sobre nutrición y protección.
“Poco a poco la ayuda desaparece. El primer día teníamos mucho apoyo pero ahora, nada”, explica Johana.
Hace años que Johana conoce el trabajo de Plan International en Ecuador y tiene la esperanza de que más gente se comprometa. Antes de ser voluntaria en su comunidad, Johana fue una niña apadrinada a través de la organización. La joven iba a empezar sus estudios universitarios este año, pero debido al terremoto no sabe con seguridad cuándo podrá comenzar las clases.
“Plan International me ha enseñado a expresarme. En estas situaciones, me ha recordado lo importante que es la familia y cómo protegernos. La organización garantiza un espacio seguro para que los niños y niñas puedan aprender y divertirse en circunstancias como estas”, dice Johana.
“Estoy orgullosa de representar a mi comunidad… Lo que hemos pasado ha sido muy duro para todos nosotros”.
Plan International ya ha comenzado a responder a la emergencia producida por el terremoto que devastó la costa de Ecuador el pasado 16 de abril. La organización distribuirá kits de alimentos, agua y sets de higiene personal para más de 75.000 personas, de las que la mitad son niños y niñas.
Apoya la respuesta de Plan International al terremoto en Ecuador haciendo clic aquí.
