Muchos niños, niñas y familias están en peligro debido al paso del Huracán Matthew en Haití, el cual ha provocado numerosos daños.
La tormenta más poderosa de esta década en el Caribe, el huracán Matthew, sacudió a Haití el 4 de octubre con vientos de 230 km/h, lluvias torrenciales y provocando grandes inundaciones. Ha derribado árboles, arrancado tejados, carreteras y puentes que conectan las distintas comunidades. Muchos ahora están aislados. Muchas personas han fallecido. Miles de personas han sido desplazadas.
“Justo después del huracán las necesidades más urgentes de la gente en Haití son de alimento y agua”, dice María Teresa Frederique Jean Pierre, directora de Plan International en Haití. “El acceso al agua potable es muy escaso y las familias de zonas remotas están particularmente afectadas porque necesitan bombas de agua o pozos para obtener agua potable y han sido gravemente dañados por el huracán”.
“Teniendo en cuenta esta falta de agua potable, el riesgo de diarrea y cólera es extremadamente alto. Los niños son especialmente vulnerables a este tipo de enfermedades, por lo que estamos preocupados por ellos”.
Plan Internacional da respuesta a la emergencia, ayudando a más de 100.000 personas, casi la mitad de ellos niños y niñas. Se está distribuyendo comida, agua, ropa de cama, kits de higiene y materiales de construcción.
Jean Pierre ha añadido: “En las comunidades a las que hasta ahora hemos logrado llegar ya hemos estado recordando la necesidad de llevar a cabo las prácticas de higiene y de tratamiento de agua potable, pero es extremadamente difícil cuando tienen recursos tan limitados”.
Sus casas han sido destruidas, sus medios de vida están en ruinas y es muy difícil para la gente seguir adelante. Todavía hay períodos de lluvia, que se suman a las dificultades que las personas se enfrentan. “Vamos a seguir monitorizando la situación sobre el terreno y a ampliar nuestra ayuda humanitaria en otras áreas donde hay grandes necesidades”.
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